Pastel de nueces

El lunes me perdí bajo la lluvia. Y es que Barcelona se cubrió de agua desde el sábado y la luz parece haber sido tragada por algún extraño ser mitológico. Es como si de golpe alguien le hubiera dado a un interruptor.

Me encanta la ciudad bajo la lluvia, lo encuentro renovador. Las luces de los coches se reflejan en el asfalto, la gente se apresura corriendo y el silencio gana protagonismo. Por lo que yo y mi tartera decidimos salir dos paradas antes del metro para recorrer Via Laietana paraguas en mano. 

Cómo eché de menos mi cámara. Mis dedos quemaban buscando sin éxito un botón que capturara ese balcón que mira orgulloso y altivo a la Catedral. Sin darme cuenta mis piernas se empaparon y entonces me di cuenta de que había sido anestesiada por la magia de la ciudad bajo la lluvia. 

Ayer me perdí bajo la lluvia y volví a sentir cómo las horas vuelan cuando haces lo que realmente te gusta .


La oscuridad de los días y la lluvia invitan a encender el horno. También invitan a meriendas ricas en proteínas y momentos tranquilos taza en mano.
O al menos a mi me ocurre esto. Y a pesar de estar sola este fin de semana con los niños no me resistí a hacer este pastel, ni tampoco a hacer churros y preparar una tarde de pop-cakes con Nora y su amiga Rita.

Lo más difícil fue hacer una sesión de fotos con la peque corriendo por ahí. No estaba muy conforme en ver todo oscuro ni tampoco en tener un pastel a mano y no poder echarle el guante. Fue un poco "sport" como dicen los franceses, pero divertido porque no para de imitarme y verla desplegar el trípode y subirse a una silla para enfocar la mesa me hizo reír. 

La recompensa fue este pastel de nueces que nos deleito a todos. Eso sí, necesite la copa después.


No sé cómo describirlo pero es super esponjoso y tiene un sabor suave y a la vez delicioso e intenso.




Ingredientes (Para un pastel de 25 cm):
  • 350 g de mantequilla a temperatura ambiente (punto pomada)
  • 350 g de azúcar
  • 350 g de harina floja
  • 170 g de nueces (100 g molidas y el resto en trozos grandes)
  • 1 vaso de leche
  • 1 copita de brandy o vino dulce (yo puse Moscatell)
  • 7 huevos
  • 1 sobre de levadura tipo Royal
  • Azúcar glas para decorar o cacao (optativo)


Precalentamos el horno a 180º.

Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que quede cremoso. Siempre le podéis dar un golpe en el microondas para conseguir que sea pomada y luego la batís un poco. De hecho es mejor porque dejar la mantequilla fuera de la nevera mucho tiempo no es aconsejable.

Separamos las yemas de las claras y añadimos las yemas a la mezcla de azúcar. Seguimos batiendo hasta que esté espumoso. 

Añadimos los 100 g de nueces molidas y mezclamos bien. Agregamos las nueces restantes y luego la leche y el licor sin dejar de batir.

Tamizamos la harina y la levadura y las añadimos a la masa con una espátula mezclando suavemente de abajo hacia arriba.

Montamos las claras a punto de nieve fuerte (que no caiga) y las incorporamos a la masa con movimientos envolventes para que no baje.

Untamos el molde con mantequilla (mejor si es tipo pomada y la extendemos con un pincel porque así nos aseguramos que esté bien extendida) y vertemos la preparación.

Horneamos entre 45 a 60 minutos. Yo lo dejé casi hora y media. Id vigilándolo, cubridlo con papel de aluminio si veis que se dora mucho y sólo sacadlo si al pincharlo con un palillo sale limpio.

Dejamos enfriar y una vez desmoldado espolvoreamos con azúcar glas o cacao. O ambas cosas.

Yo utilicé para decorarlo una plantilla de la marca Tescoma que compré en Casa Viva por nueve euros un pack de cinco.

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