Buñuelos de Cuaresma



"Quince vueltas Carnaval, y el lunes de más a más, ojalá fuera siempre fiesta, y no viniera la Cuaresma"

La Cuaresma, esa señora dibujada que colgaba en la puerta de clase con muchas piernas. 40 concretamente. Paréntesis en la rutina. Tiempo de disfraces, de días de semana con nombres raros: jueves graso, miércoles de ceniza. Enterrábamos la sardina y quemábamos el muñeco de Carnaval. Hacía frío, lo recuerdo, y comíamos buñuelos de viento y de cuaresma que sólo vendían un par de días a la semana. El jueves mi madre hacía tortilla y compraba butifarra de huevo. Aún puedo sentir su sabor.

En la escuela nos explicaban que la sardina en realidad era un hueso que se enterraba para simbolizar el paso a la época de Cuaresma y al ayuno previo a Pascua. Todo sonaba extraordinariamente raro en mi cabeza.


Niños que lloran, niños que ríen, adultos que aprovechan para dar rienda suelta. Las calles se cubren de color y las bailarinas desafían al frío con vestidos imposibles y zapatos altos de tacón. 

Y sin embargo me lo miro distante. Entre el deseo de saltar en medio de la rua y bailar vestida de época  y la contenencia de quién ha crecido muy a su pesar. En casa hago la tortilla pero soy la única que sigue la tradición, no conseguí pasar a mis hijos el espíritu de Carnaval. Me siento como Peter Pan.

Hacer este año buñuelos ha sido como volver un poco la mirada atrás.






Buñuelos de Cuaresma
Ingredientes: 250 g de harina de media fuerza, 3 yemas de huevo, 110 g de leche, 35 g de azúcar, 35 g de mantequilla, 5 g de sal, 1 ralladura de limón, canela, 5 g de semillas de anís, 30 g de levadura, anís y azúcar para el acabado Elaboración: Amasamos la harina, las semillas, la ralladura de limón, una buena pizca de canela, la sal, el azúcar, la levadura, las yemas y 3/4 de la leche lentamente. Añadimos el resto de leche y seguimos amasando. Vamos recogiendo la masa mientras amasamos. Un total de 15/20 minutos en amasadora. Cuando la masa haya cogido elasticidad añadimos poco a poco la mantequilla hasta que ya no se enganche. Boleamos al aire y dejamos reposar la masa unos 5 minutos. Veréis que es una masa un poco enganchosa. Ponemos un poco de aceite vegetal encima en la mesa de trabajo y encima de la masa y la cubrimos con un film. Dejamos fermentar 15 minutos. Una vez fermentada la dividimos en dos y hacemos dos churros. Dividimos cada churro en 12 piezas de unos 20 g cada uno. Cubrimos una bandeja con film y la untamos con aceite (para que no se peguen los buñuelos). Cogemos cada pieza y la boleamos. Las ponemos en la bandeja un poco separadas entre ellas y dejamos levar a 28º unos tres cuartos de hora, hasta que doblen su tamaño. Preparamos una bandeja con azúcar y otra donde colocaremos encima una rejilla (es para no ensuciar la mesa de trabajo). Cogemos una olla o cazo alto y llenamos con aceite de girasol. Calentamos el aceite a 160º. Freímos por ambos lados los buñuelos. Antes les hacemos con cuidado, con el dedo, un agujero en medio. Tienen que quedar dorados, porque sino la masa puede quedar cruda por dentro. Los vamos sacando a medida que se van haciendo y los colocamos sobre la rejilla. Rociamos con un chorro de anís y rebozamos con el azúcar. Sólo el olor que queda en la cocina alimenta.



Los buñuelos son una masa fermentada grasa que como otros alimentos, los huevos y las carnes precedían el período de ayuno de Pascua. Era un tiempo dónde se permitía dar rienda suelta antes del recogimiento religioso, casi místico, que exigía la Iglesia. Hay una palabra en catalán que me fascina para definir este período: disbauxa. Que viene a ser como desmadre. 

Espero que os gusten tanto como a nosotros. Aprovecho para recordaros que este miércoles 5 de marzo es el último día para participar en el sorteo para una plaza en el taller online de Luisa Morón de fotografía culinaria y still life. Si te gusta tanto como a mí contar historias con imágenes no dejes escapar esta oportunidad. Felices fiestas.

2 comentarios

  1. El descubrimiento de un nuevo plato es de más provecho para la humanidad que el descubrimiento de una estrella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, diría que ambas cosas lo son, pero sin duda el descubrimiento de un plato tiene la capacidad de elevarlos al cielo. Un beso Angeles

      Eliminar