Tarta Selva negra

De pequeña se miraba las revistas de su madre con la ilusión de la niña-mujer que ansia su príncipe azul. No eran revistas de decoración, ni revistas de cotilleo. Eran revistas de cocina. Se imaginaba recibiendo visitas con pasteles imposibles y platos deliciosos. Y su preferido era la Selva negra.

Por aquel entonces Alemania y su frondoso bosque se le antojaba como un destino deseado y se inventaba historias de una posible vida allí.  No se daba cuenta de que en esas historias no aparecía ningún príncipe azul. No se daba cuenta que su yo más profundo no creía en historias de princesas.


La princesa se volvió mujer. Y su yo más profundo le seguía revelando al oído la realidad. Pero ella se lanzó a los brazos de su amor. Le dedicó su alma, su energía, se inclinaba ante sus deseos, se volcaba en él, preparándole platos suculentos, ordenando su desorden. Y poco a poco se fui haciendo pequeña. Tan pequeña que ya no se veía. Y su voz interior se reveló a gritos, la sacudió obligándola a despertar de su ensoñación. Empaquetó sus cosas y huyó.


Curiosamente, la princesa nunca hizo su ansiada Selva Negra. No era su príncipe azul. Un mensaje claro de su alterego que también desoyó.

Ahora sigue esparciendo revistas y libros de cocina por toda la casa. Sus manos se han vuelto ágiles. Y sus pies pisan firmes en la cocina. Ya no cree en destinos mágicos, ni cocina para invitados. Ahora las tartas de Selva negra las cocina para ella.


Tarta Selva

Ingredientes para las cerezas en almíbar:

150 g de cerezas tipo griottes (pueden ser congeladas o en jarabe). Si no encontráis coged normales.
100 g de azúcar
100 g de agua
20 g de kirsch

Hervimos el agua con el azúcar y paramos el fuego. Añadimos las cerezas y dejamos enfriar una hora más o menos. Colamos las cerezas y añadimos al almíbar el kirsch. Reservamos las cerezas y el almíbar aparte.

Ingredientes (Para una tarta de 18 cm):
3 huevos (a temperatura ambiente para que suban mejor)
70 g de harina floja
90 g de azúcar
20 g de cacao
250 g de nata montada con 25 g de azúcar
virutas de chocolate o 150 g de chocolate de cobertura (al 70%)

Preparamos la genovesa de chocolate precalentando el horno previamente a 180º.

La genovesa es una base ideal para cortar y emborrachar y se puede utilizar en muchas tartas. Si no la queréis de chocolate solo tenéis que sustituir el cacao por 20 g más de harina.

Batimos los huevos con el azúcar. Ponemos la mezcla al fuego sin dejar de batir hasta que llegue a 50º. Una vez lo tenemos lo ponemos a montar en la batidora hasta que baje totalmente de temperatura. Aparte tamizamos juntos la harina y el cacao. Cuando la mezcla de huevos esté lista añadimos la harina y el cacao y mezclamos con una espátula rápido para que no se baje. Asegurándonos de que no quede harina abajo ni en el centro.

Cogemos un aro de 18 cm y lo untamos con mantequilla pomada y spray anti adherente mezclado. Si no tenéis, con mantequilla y harina. Y si no tenéis aro, utilizad el molde que tengáis. Ponemos una bandeja con papel de hornear y el aro, rellenamos con la masa y horneamos unos 15 minutos. Una vez esté, quitamos el aro enseguida y congelamos la genovesa.

Mientras se enfría la tarta en el congelador, montamos la nata con el azúcar.

Una vez la genovesa esté bien fría la cortaremos en 3 capas. Veréis que sólo hace unos 3 cm de alto pero aunque os parezca difícil no lo es tanto :-)

Ponemos dentro del aro un papel de hornear (con cuidado que no se arrugue) o mejor un rodolb, que es el plástico que rodea según que tartas en las pastelerías. Untamos con nata el interior del aro (encima del papel o el rodolb). Emborrachamos una de las capas del pastel por un lado con el almíbar de las cerezas y lo ponemos dentro del aro. Cubrimos con nata y cerezas. Emborrachamos la segunda capa del pastel y la ponemos encima de la nata. Cubrimos con nata y cerezas (optativo). Emborachamos la última capa, apretamos y cubrimos con nata. Quitamos el excedente de nata procurando que quede liso y metemos otra vez en el congelador.

Una vez esté bien fría, la sacamos del aro, cubrimos con un poco de nata para que se enganchen las virutas de chocolate y la cubrimos con las virutas. La decoración al gusto de cada uno :-)

Si no encontráis virutas las podéis hacer vosotros deshaciendo el chocolate a 45º, enfriandolo a 29º y volviendolo a calentar a 31º. A esto se llama atemperar el chocolate. Luego lo echáis sobre la superficie de trabajo alisando con una espátula para que quede bien fino y dejáis cuajar totalmente. Con la espátula completamente en vertical arrastráis el chocolate hacia delante para conseguir las virutas. Como si fuerais ebanistas. Es un poco costoso pero sale, os lo prometo.

La tarta Selva negra es un postre ideal para una comida de domingo...o para comer solos. ¿No creéis?


6 comentarios

  1. Bon dia bonica! Com sempre una història fantàstica per acompanyar a una recepta deliciosa! Aquesta selva negra pinta genial i veig que vas trobar les cireres!! :P que bo!

    M'encanta la selva negra, té un gust i una textura espectaculars i mira que fins que la vam fer a Hofmann, no l'havia volgut provat mai, perquè pensava que no seria un pastís dels que m'agradessin gaire, em pensava que seria molt dolç i que amb les cireres no em feria el pes... i en canvi, des de que el vaig provar a classe i després el vaig repetir a casa, que em vaig adonar que s'ha convertit en un dels meus pastissos preferits. Així que aquí em tens, salivant davant la pantalla! hehehe :)

    Un petonet Sònia!

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    1. Les cireres van costar de trobar, per això dic que en cas de no trobar doncs s'ultitizen les normals i ja està.Jo era un d'aquells pastissos que em mirava sempre però mai havia arribat a fer abans de Hofmann tampoc. Però trobo que queda força espectacular. Un pastís de diumenge que dic jo. Un petonàs preciosa

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  2. La selva negra es una de mis tartas preferidas....es ligera y buenísima, me ha gustado la tuya. En Eibar (donde yo nací en realidad), hay un restaurante, donde todavía se asan corderos durante horas...y la tarta estrella de ese restaurante es la selva negra.....ellos le ponen trozos de piña en su interior....y es deliciosa....¡qué bonita te ha quedado!, esta me la apunto.....tengo que hacerla.
    Besos guapa
    Marialuisa

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    1. Deben quedar pocos restaurantes así ya. Nunca se me habría ocurrido ponerle piña dentro pero con el bizcocho de chocolate tiene que pegar muy bien. Está muy rica, pruebala guapa. Un besazo

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  3. La història m'ha encantat... i la selva negra ni et dic!! Quina pinta més bona que té aquest pastís!
    petons

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    1. Merci bonica, sí la selva negra és un pastís clàssic, d'aquells que t'esperes en una festa o un dia important. Un petonàs bonica

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