Su habitación era un mundo donde sus ancestros luchaban batallas de tiempos pasados y convergían con dinosaurios. Dinosaurios que nos perseguían hasta la Jonquera. Dinosaurios glotones que comían tortilla y no veían caer el meteorito. Un meteorito que pilotaba él.
El techo era la puerta a un planeta imaginario de queso donde escapaba cada noche. Y las libretas se llenaban de personajes multicolores con artefactos voladores colmados de plantas y propulsados por el sol.
Con el tiempo aprendió a callar. Se transformó en un camaleón que cambiaba según con quién estaba. Sus dibujos se convirtieron más oscuros y su mente, esa que no podía apagar, se ofuscó.
Pero la luz estaba allí y un día la puerta que cerraba se entornó y dejó entrever un hilo de ese brillo poderoso que iluminaba su habitación.
Sólo necesitaba un faro que iluminara su camino, que le escuchara. Y la puerta poco a poco permaneció cada día un poco más abierta.
Las fotos son de los lemon squares que hice este viernes.
La receta de David, o más bien de su abuela. Es una receta americana y, aunque no la conozco, estoy segura de que ella también debe ser una de esas perlas que se nos cruzan por el camino. Como David y su sonrisa permanente.
Las cucharadas y la taza también vienen de lejos. De Georgia y de otra abuela, la de Nina.
Gracias a los dos por compartir conmigo parte de vuestra historia.
Ingredientes para la base:
- 225 g de mantequilla a temperatura ambiente
- 250 g de harina
- 90 g de azúcar
Mezclamos en un bol y lo ponemos en un molde rectangular de unos 25 por 35 centímetros. No hace falta untarlo ya que la masa ya es suficientemente grasa.
Con la ayuda de un cuchara o los dedos, la extendemos bien por el molde y la horneamos entre 15 y 30 minutos en el horno que previamente habremos precalentado a 180º.
Mientras se hornea mezclaremos bien:
- 600 g de azúcar
- 6 huevos
- 6 cucharadas de limón (unos dos limones)
- La ralladura del limón
- 6 cucharadas de harina
- 1 1/2 cucharadita de levadura en polvo
- 1/2 cucharadita de sal (optativo)
Vertemos sobre la base y horneamos entre 20/40 minutos. Tiene que coger un tono dorado y crearse una costra encima. Pinchamos con un palillo para saber si está cocido.
Dejamos enfriar y espolvoreamos con azúcar glas.
Tiene un aspecto buenísimo, me llevo un par de cuadraditos a:
ResponderEliminarhttp://unangelenmicocina.blogspot.com.es/
Besos.
Todo un honor :-) Un abrazo muy grande!
EliminarMadre que pintaza, y qué textura, me recuerda mucho a la tarta de almendra, así jugosísima,me apunto la receta!!
ResponderEliminarBesos
Gracias guapa :-) Están deliciosos de verdad! Es que a mí estos postres americanos me chiflan. Así van mis curvas. Pero como dice la película las mujeres de verdad tienen curvas no? ;-) Un beso
ResponderEliminarHola Sonia!
ResponderEliminarComo haces para que te quede esa parte de arriba como quebrada? A mi no me ha salido igual....
Hola! Pues, se quebró básicamente al cortarlo :-) Cuando añades la segunda masa encima de la base, que es super azúcarada, te tendría que quedar como una crosta encima. No te quedó? Como estaba por dentro? Quizá necesitaba algo más de horno
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