Coca de brioche con reducción de nata y anís: La mejor coca del mundo

Bueno, pues ya está, se acabaron las fiestas, los excesos de comida y de bebida, y también los económicos. Los adornos empiezan a juntarse sobre la mesa, esperando que encuentre el momento de colocarlos en la caja mágica que encierra año tras año la Navidad.

En parte agradezco volver a la rutina, aunque este año no tuve vacaciones. Adoro las fiestas y si tuviera que escoger un día sería sin duda el de Reyes, mágico como los haya. Disfruto como una niña pensando en los regalos y viendo la cara de emoción de la peque que sin entender muy bien lo que pasaba no paraba de dar vueltas de los nervios y a cada paquete que recibía respondía: "otro". 

Al rollo freaky habitual que impera en mi casa, se añadió el pink de la pequeña. No sé muy bien qué hice  mal.



Este año para mis primas y tías hice jabón casero de miel y avena, y como no galletas, de canela y manzana. Pero reconozco que me estreso.  

La nata del roscón fue un auténtico desastre. 

Primero se cortó porque me olvidé de ella mientras intentaba atender a mi madre, que cada año se adueña de mi cocina y se trae toda la comida con la excusa de que son las sobras, y no paraba de preguntar dónde está esto y dónde está aquello. Acabé haciendo queso. Luego intenté montar la nata líquida que tenía en casa que obviamente no montó. Y tuve que poner nata de bote del paki que languideció a los dos minutos de rellenar el roscón. No me lo podía creer y me bajé otra vez a por dos botes de nata más. La del paki se debió preguntar a qué estábamos jugando con la nata. Esta última aguantó algo más pero al cortar el roscón se salía por todos los lados como si la persiguiera el diablo. Bonito final para un gran roscón. Lo peor que no paren de repetirte que no pasa nada. Aggg.

Roscón antes del gran desastre
A la vez que hacía el roscón aproveché para hacer con la mitad de la masa una coca deliciosa que nos enseñaron en Hofmann. Se trata de una coca de brioche con una reducción de nata y anís que despierta los sentidos más primitivos. ¿No me creéis? Es puro vicio.


Hay algo muy cierto que siempre nos repiten: lo difícil es diferenciarte en algo que todo el mundo conoce. Y creo que esta coca es un buen ejemplo de ello.


Coca de brioche con reducción de nata y anís
Ingredientes para la masa: (para dos cocas) 10 g de sal 500 g de harina 200 g de leche 100 g de azúcar 1 huevo 120 g de mantequilla 60 g de levadura fresca 1 ralladura de limón 1 ralladura de naranja 20 g de ron Elaboración: Ponemos todos los ingredientes secos en la amasadora (la levadura desmenuzada) con el gancho y añadimos el ron, el huevo y un tercio de la leche. Amasamos a velocidad lenta. Acabamos de echar la leche. Si amasamos a mano es lo mismo, solo que como todas las masas ricas en grasa cuesta y vais a tener que tener paciencia. Aunque a veces puede resultar más facil ya que notas la textura de la masa. Si vemos que al cabo de unos minutos el azúcar está fundido pero la masa está dura añadimos un poco más de leche (unos 10 g). Seguimos amasando, recogiendo del fondo de la amasadora, doblando y volviendo a amasar. Hasta que la masa se despegue del fondo de la amasadora. Entonces, cuando el glutén se ha desarrollado bien y está elástica, añadimos poco a poco la mantequilla a daditos. En ese momento podemos subir un poco la velocidad. Acabamos de amasar a mano, boleando al aire, sin tocar la superfície de trabajo, para que quede bien fina. Dejamos reposar 5 minutos y con el rodillo le damos la forma de coca. Ponemos sobre una bandeja de horno con un papel de hornear y dejamos fermentar entre una hora, hora y media o hasta que doble. Mientras precalentamos el horno a 200º. Para la reducción de nata y anís: 100 g de azúcar 250 g de nata Anís (en hierba) Hervimos a fuego alto el azúcar junto con la nata ya una pizca de anís (al gusto pero sin pasarnos) hasta que se reduzca al máximo. Tiene que quedar como una leche condensada. Lo dejamos enfriar. Acabado: Una vez ha doblado la masa, extendemos por encima la reducción y horneamos unos 8/9 minutos


El resultado es una coca deliciosa que no podrás dejar de comer. Os lo garantizo. 



Si preferís hacer el roscón, podéis utilizar la misma masa, sólo que se hornea unos 12 minutos a 180º. Antes lo tendréis que pintar con huevo y una pizca de sal (para el brillo) que es mejor preparar media hora antes. También se puede sustituir la sal por un poco de nata líquida. Después de pintar lo podéis decorar como os guste. 

Y para darle la forma hay dos maneras. Si lo queréis rellenar con mazapán lo alargáis en forma de churro alargado y plano (podéis hacerlo con rodillo). Le ponéis encima el mazapán y selláis. Luego le dais forma circular dejando el cierre hacia abajo. Si lo vais a rellenar de nata, trufa o crema, se puede hacer un agujero con las manos con cuidado en el centro e ir dándole la forma circular al aire, sin tocar la superficie de trabajo.

Espero que os guste la receta.


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