Era un domingo cualquiera y la escalera aún no había despertado. Excepto por algún grito infantil.
Su mujer, Clementina, daba vueltas nerviosa en la habitación. Sus rasgos recordaban la belleza de un tiempo anterior. Pero los tintes, los hijos y una vida resignada al servicio del hogar, la habían convertido en un prototipo de señora de la casa. Bata de rayas, zapatillas de canalé incluída. Ambos llevaban en la finca sus bien 50 años y se habían fundido con la historia del inmueble y cada una de sus paredes. Había sido una noche de insomnio, de vueltas en la cama sin dormir. ¿De dónde vendría? ¿Quién sería el responsable? ¿Cómo no habían podido darse cuenta antes?
Finalmente Eustaquio sonó el timbre. Era apenas las 10 y oyó unos pies descalzos acercándose a la puerta. El sonido de la cadena abriéndose y de la puerta al abrirse. Ella le sonrió. El pelo algo alborotado y el pijama floreado. Llevaba las uñas de los pies pintadas y en el interior se oía el ruido de los platos y las tazas sobre la mesa. Enseguida se persuadió, era ella, la responsable. El olor no dejaba lugar a dudas.
Buenos días señor Eustaquio, ¿le apetece entrar? Justo empezábamos, les estamos esperando. ¿Un trocito de pastel marmolado? Si el olor en la escalera le gustó, tiene que probar su sabor. Y sin más, Eustaquio, entró y se sentó, Clementina tendría que esperar una vez más.
Este pastel marmolado, pensaréis, es un clásico. No tiene nada de innovador. No implica ninguna técnica especial, ni clases de pastelería, pero su sabor es delicioso y desde mi punto de vista una manera magnífica de empezar la mañana o el fin de semana.
Es una versión danesa y acepta miles de improvisaciones. Es fácil de hacer y de recordar y es ideal para acompañar con un buen café. Le podéis añadir frutos secos y cualquier tipo de fruta según vuestros gustos. Y os aseguro que os encantará desde el primer bocado. Es un tipo de pastel que realmente me transporta a la infancia y los momento de mesa en familia. ¿Qué os parece la propuesta?
Pastel marmolado de chocolate y albaricoque
Ingredientes para un cake de unos 25 cm:
250 g de mantequilla
250 g de azúcar glas
4 huevos
220 g de harina
50 g de chocolate negro al 60%
2 cucharadas soperas de cacao sin azúcar
50 g de albaricoques secos
Precalentamos el horno a 180º.
Cortamos en trocitos la mantequilla y la pomamos un poco al microondas. No tiene que fundirse, sólo tiene que tener una textura que nos permita batirla.
Batimos el azúcar junto a la mantequilla hasta que obtenemos una crema homogénea. Batimos ligeramente los huevos y los vamos añadiendo poco a poco. Ponemos la harina y mezclamos bien.
Dividimos la masa en dos boles. En uno le pondremos el cacao y el chocolate cortado en trocitos. Mezclamos bien con una espátula.
Pintamos con mantequilla un un molde de plum cake y vertemos la masa con chocolate. Cubrimos con los albaricoques cortados a trocitos pequeños. Vertemos encima la masa sin chocolate y con una espátula o cuchara movemos de arriba abajo en varias partes del molde para que se mezclen un poco las masas. O mucho, depende de cómo os guste.
Horneamos más o menos una hora, o hasta que al pinchar en el centro con un palillo salga limpio.
Dejamos enfriar y a disfrutar.
Ingredientes para un cake de unos 25 cm:
250 g de mantequilla
250 g de azúcar glas
4 huevos
220 g de harina
50 g de chocolate negro al 60%
2 cucharadas soperas de cacao sin azúcar
50 g de albaricoques secos
Precalentamos el horno a 180º.
Cortamos en trocitos la mantequilla y la pomamos un poco al microondas. No tiene que fundirse, sólo tiene que tener una textura que nos permita batirla.
Batimos el azúcar junto a la mantequilla hasta que obtenemos una crema homogénea. Batimos ligeramente los huevos y los vamos añadiendo poco a poco. Ponemos la harina y mezclamos bien.
Dividimos la masa en dos boles. En uno le pondremos el cacao y el chocolate cortado en trocitos. Mezclamos bien con una espátula.
Pintamos con mantequilla un un molde de plum cake y vertemos la masa con chocolate. Cubrimos con los albaricoques cortados a trocitos pequeños. Vertemos encima la masa sin chocolate y con una espátula o cuchara movemos de arriba abajo en varias partes del molde para que se mezclen un poco las masas. O mucho, depende de cómo os guste.
Horneamos más o menos una hora, o hasta que al pinchar en el centro con un palillo salga limpio.
Dejamos enfriar y a disfrutar.
Gosto de bolos mármore, este ficou lindo, o bolo perfeito para acompanhar um café.
ResponderEliminarBoa semana
perfeito para um café e uma boa conversação. Obrigada Saõ! Beijinhos!
EliminarMe encanta ,en casa cuando lo he hecho a volado......seguro que a ti te poso lo mismo.....jajaja
ResponderEliminarFeliz semana y besitos¡¡
Lo que más me gusta es el momento en qué el mundo se para, se congela y ves en sus caras ese mmm retenido. Un beso bonita, feliz semana también!
EliminarTengo unos paraguayos....¡que me parece que ya sé como acabarán!
ResponderEliminar¡Delicioso!
Besos,
Olga
Sí! Es una receta magnífica para aprovechar restos! Ya me dirás qué tal. Un beso preciosa!
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