Churros caseros


Por un tiempo quedaron relegados de mi vida y fueron vilmente sustituidos por bollería francesa y bizcochos. Pero los churros hubo un tiempo que eran sinónimos de desayunos relajados con una buena taza de chocolate o mejor aún mi insustituible café con leche. También acompañaban bien las tardes frías de invierno delante de la tele.

En el barrio había tres churrerías pero sólo nos acercábamos a una a la que le habíamos  concedido nuestra aprobación de calidad. La misma dónde comprábamos las patatas del aperitivo del domingo y las cortezas bien crujientes cuando volvíamos de pasear.


Para los churros era obligatorio vestirse y caminar hasta el pequeño local con el mostrador de aluminio donde se acumulaban bolsas llenas de patatas, cortezas y las bandejas de churros de chocolate, rellenos de crema y también porras. Te los servían en un cucurucho y como parte del ritual te preguntaban siempre si querías azúcar. 

Volvíamos con nuestro cucurucho con manchas de aceite y las manos cubiertas de azúcar. 


Ahora sólo funcionan dos de las tres churrerías. A la que íbamos cambiaron de propietario y acabó cerrando con la crisis. Las patatas, cortezas y churros rellenos de crema se han convertido en sinónimo de aceite recalentado en nuestro inconsciente y han sido sustituidos por las mantequillas de dudosa calidad de los croissanes que venden por aquí. Pero el ritual es el mismo, vestirse y cruzar a pie esos metros que te conducen hacia el ansiado desayuno de domingo.


Hace poco recuperé los churros en mi vida, los volví a colocar en un lugar digno al descubrir lo fácil que eran de hacer en casa y lo ricos que quedaban. El ritual ahora es levantarte, pringarte de masa y poner el extractor para evitar el olor a aceite por la mañana pero eso sí, lo hago en pijama.



Churros
Ingredientes: 500 g de harina floja, 600 g de agua y una pizca de sal Elaboración: Ponemos a hervir el agua en cazo con una pizca de sal, lo apartamos del fuego y le añadimos la harina de una sola vez. Con la ayuda de una espátula mezclamos bien hasta que la masa esté homogénea. Al principio cuesta un poco. Luego tendremos que poner la masa en un churrera. No vale una manga pastelera porque con la presión de la masa os reventaría. Yo conseguí una senzilla como esta por apenas 10 euros y ya la he amortizado. Le pondremos la forma de estrella para que nos salgan con la forma con que los conocemos. Calentamos en una sartén con un aceite suave (aunque a mi me encantan con aceite de oliva). Los cortamos mientras se fríen como queramos y ya está. Le añadimos azúcar si queremos y a disfrutar.



Esta masa no deja de ser una masa choux, como la que os enseñé para los gougères. Espero que la disfrutéis.

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