Tiramisú de fresas

Hace tiempo ya que dejó de fijarse en esas grandes mujeres que cambiaron el mundo, en las que mantuvieron a sus países mientras los hombres estaban en el frente y en esas otras que defienden derechos que hasta las mujeres en el paleolítico debían tener. 

Hace tiempo que admira cada una de las mujeres que la rodean en su día a día. A sus vecinas, a sus compañeras, a las que se cruza en la calle. Esas que se supone que alcanzaron sus derechos o casi los alcanzaron. Las que comparten o casi comparten las tareas en casa. Las que consiguieron o casi consiguieron una posición en su trabajo. Las que hacen tetris con sus horarios para alcanzar a todo y se levantan con un ordenador por cerebro, como programadas, con el día planificado y las tareas gestionadas según prioridades, y que cubren en un solo trayecto distintas tareas.

Hace tiempo que admira esas mujeres que dejaron de verse como super mujeres para aceptarse sólo como mujeres y reivindicarse como tales. Mujeres con una capacidad extraordinaria para seguir adelante y encontrar aún tiempo para dedicarse a lo que les gusta creando sus propios proyectos y que no tienen miedo a ocultarse como lo que son: únicas.




El 8 de marzo, fue un día dónde más que nunca tuvo que demostrar su capacidad de organización para llegar a todo.  Preparar desayunos, ducharse con la puerta media abierta por si acaso la pequeña la necesitaba, hacer la compra, la comida, darle de comer y comer con el mayor mientras compartía una serie. Desdoblarse. Pero eso no le impidió renunciar a su idea de fin de semana. Y lo reivindicó con un postre sencillo pero delicioso. Nadie le haría renunciar a su postre de domingo. 



Y así, entre cucharada y cucharada el sol le recordó la primavera que se acercaba y el día fue más llevadero y su cara se iluminó con una sonrisa.




Tiramisú de fresas

Para el coulis de fresas: 200 g de fresas, 2 cucharadas de agua fría, 1 cucharada de azúcar glas y el zumo de medio limón. Cortamos las fresas por la mitad y las ponemos en la batidora junto al agua, el azúcar y el jugo de limón. Batimos y colamos con un colador chino. Ponemos el coulis en una bandeja no muy grande y un poco honda y dejamos enfriar en la nevera. Para la crema de mascarpone: 3 huevos, 100 g de azúcar blanco, 375 de mascarpone. Separamos las yemas de las claras. Batimos en un bol con el batidor de mano las yemas junto a la mitad del azúcar hasta que obtenemos una mousse blanquinosa. Incorporamos el mascarpone y mezclamos. A parte en otro bol, montamos las claras con el resto del azúcar que incorporemos en tres veces: cuando empiece a espumar, a mitad del batido y cuando ya esté consistente. Lo de poner el azúcar en tres veces es debido a que el peso puede bajar las claras. Tienen que quedar bien montadas, densas, que al levantar el batidor de mano no caigan. Incorporamos las claras a la crema de mascarpone en varias veces mezclando con una espátula de forma suave pero enérgica y envolvente para mantener la ligerez de las claras. Para el montaje: necesitaremos diez bizcochos de soletilla. Los cortaremos por la mitad a lo ancho. No a la largo ni por en medio. De manera que queden como dos dedos. Cada uno con una punto del bizcocho. Los dejamos empapar en la bandeja de coulis. A parte cortamos más fresas, por la mitad, y las disponemos en los vasos de pie, con la punta hacia arriba, tocando las paredes de los vasos, como si hiciéramos una corona o un muro. Ponemos en el fondo un poco de la crema de mascarpone con la ayuda de una cuchara o con la manga pastelera. Añadimos medio bizcocho y lo rodeamos con más crema de mascarpone. Añadimos un segundo bizcocho y lo cubrimos con un poco de coulis de fresa. Acabamos de cubrir el vaso con la crema de mascarpone alisando con la ayuda de una espátula. Para la decoración (optativo): necesitaremos 100 g de azúcar blanco y un poco de colorante en gel rojo. Los mezclaremos con la ayuda de un batidor de mano hasta conseguir que el azúcar se vuelva rojo. Ponemos por encima de los vasos.


No hay comentarios

Publicar un comentario