Mousse de yogur con confitura de mango y crema de plátano

La llamaban Mariona. Pero su piel morena no dejaba duda de que su origen era más lejano que el del barrio de la Barceloneta.

Mulata, de padre desconocido, aunque bien seguro señorito, se había criado entre las redes de pescadores y las pequeñas casas del barrio barcelonés. Trabajadora por naturaleza, Mariona, o Maria según su partida de nacimiento, pronto trabajó en casas.

Su madre, que aún luchaba para adaptarse a un mundo que le era hostil, le había enseñado desde pequeña las artes del servir. Cosía, cocinaba y limpiaba para señoras desde los 11 años. Lo hacía sin quejarse, en silencio, con una energía que le salía de las propias entrañas. Tal como su madre le enseñó.

En una Barcelona convulsa, sabía que lo único que podía darle una oportunidad era su capacidad de trabajo y su discreción.

A María pero los sueños de sus noches se teñían del naranja y amarillo de frutos de los que su madre le hablaba y que apenas llegaba a deletrear: mango, maracuyá..

 

No fue hasta cuando ya más entrada de carnes, y con el pelo salpicado por las canas, que un día encontró en la mesa grande de la cocina el fruto de sus sueños.

La había traído el señor. que tenía negocios con gente que viajaba mucho, por las Americas. Se lo había dejado allí y le había dicho, Mariona haz lo que te apetezca, pero sorprenderme.

La cocina se había convertido en su reino. Mariona era el alma mater de la casa. Su sonrisa bondadosa y sus enormes faldas encandilaban a los niños. Especialmente a Camila, la pequeña y fragil Camila.

¿Y ahora qué? Tanto tiempo soñando en su textura y no sabía qué hacer. Si al menos estuviera aún viva su madre.


Sus manos pero se pusieron rápido a trabajar. Toda una vida cocinando en casas de otros le habían conferido la seguridad de quién se mueve como pez en el agua. Pensó en los niños. Se preguntó que les gustaba. Las tartas, sin duda. Le encantaba verlos medio escondidos detrás de las puertas de la cocina esperando la merienda.

Se imaginaba que el señor esperaría algo refinado. Tendría que ser capaz de sorprenderle sin que notara que de sus orígenes sólo guardaba el color de su piel y el recuerdo de una madre que le explicaba historias de un país donde nunca necesitaba abrigarse.

Miro rápido en la despensa. Y se fijó en las botellas de leche. Yogur.


Haría lo que tanto le había servido. Cosería como un hilo dorado pedazos de recetas y con ella haría un manto dorado.

Mousse de yogur con confitura de mango y crema de plátano

¿Os acordáis de la tarta de mató e higos que publiqué?

Pues esta mousse es la misma receta pero sustituyendo el mató por yogur.

¿Recordáis la base de massa sucré de la tarta de coco? Pues la base es la misma.

Lo único que en realidad no conocéis es la mermelada que la cubre pero que es parte de otra receta, la tarta Sacher. Eso sí, adaptada a mi manera. Porque el yogur me pedía mango.
Y el mango me llamaba a plátano. Total que me decidí también a hacer una crema para acompañarla.

Lo de hacerlo en forma de tarta es una opción, podéis preferir simplemente rellenar vasos con la mousse.

¿Vamos a por ello?

Ingredientes para la base:

250 g de harina floja, 100 g de azúcar glas, 1 huevo, 150 de mantequilla pomada (reblandecida), 30 g de almendra en polvo

En la amasadora con la pala, mezclamos la mantequilla y el azúcar a velocidad baja ya que no queremos que coja aire. Cuando tengamos una textura cremosa, añadimos el huevo y la almendra. Y seguimos mezclando a velocidad baja. Finalmente añadimos la harina en tres veces. No queremos que se desarrolle mucho el gluten por lo que no la trabajaremos excesivamente. Dejamos la masa en la nevera al menos 3 horas, o mejor toda la noche. O si preferís haced como yo. Ponemos la masa entre dos hojas de guitarra (plástico) o de papel de hornear (vigilad que se arruga) y la extendemos con el rodillo. La dejamos en el congelador, asegurándonos que quede plana, y mientras precalentamos el horno a 170º. Una vez congelada cortamos el fondo de la tarta a la medida del aro. Horneamos unos 15 minutos.

Ingredientes para la mousse (os sobrará):

2 yemas
87 g de azúcar
3 hojas de gelatina
250 g de nata semi-montada
250 g de yogur tipo griego
125 g de leche

Montamos la nata y la reservamos en la nevera. Ponemos las hojas de gelatina en agua fría. No tiene que quedar muy compacta. Hervimos la leche con el azúcar. En un bol batimos la yema y volcamos encima la leche hirviendo. Mezclamos rápido para que la yema no se cueza. Añadimos la gelatina escurrida y secada con un papel de cocina. Ponemos el yogur y mezclamos a mano con varillas. Lo enfríamos con un baño María invertido. Es decir ponemos el bol dentro de otro bol con agua muy fría o mejor incluso con cubitos de hielo y esperamos que baje a 25/25º de temperatura. Añadimos la nata y mezclamos con varillas.

Ponemos las bases de masa ya horneadas en un recipiente para el congelador o nevera y encima ponemos los aros que nos servirán de molde. Rellenamos con la mousse y congelamos o dejamos en la nevera toda la noche.

Ingredientes para la mermelada de mango: Esta receta es un poco distinta a la que publiqué de mermelada de ciruela. Es una mermelada express. Pero podéis coger la de la ciruela y cambiar simplemente el fruto.

250 g de pulpa de mango congelada (en Solé Graells y tiendas especializadas o tiendas con productos suramericanos)
125 g de azúcar
5 g de pectina NH (en tiendas como Paramí)

Calentamos la pulpa a 40ªC al fuego (una vez descongelada). En un bol aparte mezclamos el azúcar con la pectina. Una vez tenemos la pulpa a 40º añadimos la mezcla de azúcar y llevamos a ebullición. Un minutos más o menos. Dejamos enfriar. Nos quedará una mermelada más elástica, como la de la que ponen en los hoteles en porciones individuales. Se extiende muy bien y da mucho, mucho juego.

Ingredientes para la crema:

 75 g de zumo de maracuyà (En Mercadona tienen)
80 g de pulpa de plátano
3 huevos
45 g de azúcar blanco
60 g de mantequilla en trocitos

Ponemos el zumo de maracuyà y el plátano en trozos en un cazo. Con la ayuda de un minipimer lo chafamos juntos. Juntamos los huevos mientras mezclamos con varillas, incorporamos el azúcar. Llevamos esta mezcla hasta ebullición sin dejar de remover en ningún momento. Tiene que espesarse. Sacamos del fuego y añadimos la mantequilla, mezclando para parar la cocción. Pasamos la crema otra vez por el minipimer para alisarla y darle un aspecto más brillante.


14 comentarios

  1. ¡Madre mía, este yogur tiene una pinta espectacular! ¡Con lo que nos gusta en casa el mango y el plátano, esto hay que probarlo!

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    1. Es una pasada Verónica de verdad. Aunque no hagas la tarta, solo ponerlo en vasitos. Riquísima y la mermelada, por favor...que rica. Un beso!

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  2. M'encanten aquestes històries, que aconsegueixes que ens imaginem perfectament i que parlen tant de la recepta que ens portes. És fantàstica Sònia!

    M'agrada molt la combinació de la massa sucrée, amb aquesta mousse de iogurt tant suau i lleugera i acabant amb aquesta melmelada i crema tant exòtiques, té que ser una autèntica delícia! :P

    Un petonet guapíssima!

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    1. Gràcies com sempre Cris. És bonic saber que en una cuina de Vic hi ha algun llegint les teves històries :-) Jo és que potser em passo amb la massa sucrée però la trobo ideal. I la mousse de yogur buff, boníssima. A més acompanya amb tot, també l'hauria pogut acompanyar amb fruits del bosc

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  3. M'encanta Sónia, i m'he quedat amb ganes de saber mes coses sobre la Mariona, m'encanta que visqui a la Barceloneta ;). ¡¡La tarta te una pinta brutal tía!!.

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    1. Gràcies bonica. Haurem d'indagar una mica més amb la Mariona i la Camila ;-) La tarta va ser una combinació de receptes i el resultat realment és brutal. La confitura de mango junt amb la crema de platans queda molt bé. Un petonàs preciosa

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    1. Si hay algo de lo que realmente disfruta en la pastelería es la flexibilidad que hay de combinar ideas. Es la creatividad al poder y los resultados asombros, sí, awesome :-) Un beso guap

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  5. Una mousse de yogurt...me encanta.
    Besitos guapa
    Marialuisa

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    1. Pues sí, una simple mousse de yogur ya ves y sin embargo lo que da de sí :-) Ya vi tu post, allí colaborando, me encantó. Un beso guapísima

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  6. Deliciosa mousse, y preciosa historia, de verdad que sí. Nos enterneces con cada entrada, qué gusto da leerte!

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    1. Gracias Ana, no sabes la ilusión que me hace que me digas esto. Me anima a escribir más y más para vosotros. Un beso

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  7. Una historia entrañable para una receta con una pinta espectacular. Gracias y enhorabuena :)

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