Agradecer dulcemente

Aprender a agradecer es un buen ejercicio que todo el mundo debería probar. Solemos quejarnos, pero 
nos cuesta dar las gracias.
Para los que conozcáis mi otro blog, La Sal de Lilit, ya conocéis un poco más de la Sònia que se esconde tras los fogones. No dejo de ser la misma persona. Por esto hoy he agradecido de la manera más dulce que he sabido la tarea diaria que desarrollan los profesores.
Mi hijo empieza secundaria y cambia nuevamente de colegio. En principio uno sensible a las Altas Capacidades, ese gran desconocido para la mayoría
del sistema educativo.


Durante dos años hemos tenido un pequeño paréntesis en una escuela pública de mi barrio, Pràctiques II, que nos ha confirmado que las cosas muchas veces no depende del presupuesto. Básicamente han confirmado que se suele recurrir al presupuesto cuando no se quiere hacer algo. Porque si hay ganas y voluntad las cosas se pueden hacer. Sólo hay que querer.
Quizá no ha sido perfecto, pero hemos visto un poco de luz en el horizonte. Y hemos descubierto profesores y profesoras en mayúsculas, una dirección con una mentalidad abierta y dispuesta a escuchar, y una tutora de esas que sólo te encuentras una vez en la vida. Y para mí eso ya es todo un regalo.
Esta es mi particular forma de darles las gracias.

1 comentario

  1. ME ENCANTA EL COLOR DE LOS CAKES . UN DIA TENEMOS QUE QUEDAR A PROBARLOS ...........

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