Granizado de mojito

El día se despertaba como un telón de plomo. Fuera la luz inundaba la sala y pronosticaba un día de sol. El silencio cubría la casa dotándole de un carácter hasta ahora desconocido. En la cocina, el desayuno le esperaba a solas con sus pensamientos. Todo a su alrededor pronosticaba un día prometedor. Ávida por empezar el día, se enfundó un vestido volátil y se entrego a su rutina diaria. Sin embargo sus dedos no acompañaban sus intenciones y se volvían torpes al teclear. Su cabeza parecía haber sucumbido a la luminosidad del día y el bochorno la había reducido a poco más que compota. Sus burdos intentos por aprovechar la oportunidad que le brindaban esos días de soledad se reducían a puros gestos. Al lado, la libreta abierta con la lista de cosas por hacer la miraba con una mueca de sarcasmo. No había conseguido avanzar nada. Al contrario, un imperativo caos había tomado las riendas de su vida. La jornada laboral se extendía sin más y el gimnasio seguía siendo apenas un extraño. La dieta estaba en una pausa indefinible. No recordaba la última vez que había ido a comprar y que se había propuesto hacer la cena. Cada noche se limitaba a elegir un nuevo lugar donde dejarse caer en un silla y esperar a un camarero. Sus ácidos días de lima se habían convertido en noches de mojito.

No sabía en qué momento había perdido el don de sacarle jugo a ese espacio que se abría ante ella. En qué momento su conocida capacidad de organización se había ido al desagüe.

Se descalzó y decidió mojarse los brazos. Este gesto siempre le ayudaba a desconectar. Empezó a intentar montar las piezas de su puzzle mental. Necesitaba poner orden. Mientras pensaba, abrió de nuevo el grifo y llenó un cazo con agua. Luego el armario y sacó el azúcar. Delante del fogón, mientras se hacía el almíbar, su mente no dejaba de pensar. Intentó romper la dinámica y se sorprendió en el balcón cortando menta. Siguió la nevera.


Quizá simplemente debía dejarse abandonar. Quizá no era el momento de pensar. Quizá, solo quizá, debía aceptar que ya nunca volvería a ser esa máquina en que todo el mundo la reconocía, que sus engranajes no eran los mismos y no podía funcionar igual. Quizá, sólo quizá, debía disfrutar de sus noches de mojito.

Granizado de mojito
Esta receta nos las enseñaron en Hofmann entre lime pie y merengue. En realidad era solo la excusa para tomarnos una copa. Estas recetas que salen en paralelo de otras o que son completamente improvisadas son las que más me atraen. Y desde que la hicimos, con heladera manual, no he parado de ir buscando la manera de adaptarla a lo que tengo en casa. Primero con la heladera eléctrica, pero no funcionó bien. Además me faltó azúcar para mi gusto y dejé infusionar demasiado la menta. El ron que usé era demasiado bueno y con demasiado sabor (no era obviamente el de la foto que es de Mercadona). Me plantée no parar hasta que encontrara la fórmula mágica, como Gargamel con sus pitufos. Y finalmente salió.

Ingredientes : 1 litro de agua, 200 g de azúcar (la receta original son 150g), un manojo de menta fresca, 100 g de zumo de lima y ron.

Preparamos al fuego un almíbar con el agua, el azúcar y la menta sin remover. La menta no tiene que infusionar mucho porque enseguida se apodera del sabor. Lo colamos en un tupper donde quepa la mezcla (o en varios). Añadimos el zumo de lima y dejamos enfriar. Lo ponemos en el congelador. Una vez congelado, con la ayuda de un cuchillo lo cortamos en trozos y lo ponemos en la batidora hasta conseguir la textura de un granizado. Es posible que tengamos que dejarlo atemperar un poco antes de cortarlo en trozos porque el hielo está muy duro. Añadimos el ron (a gusto del consumidor) y listo para tomar. Una compañera lo hizo cortandolo justo antes de que se congelara del todo. Ya me contaréis vuestros experimentos.

A partir de la semana que viene vuelo a un destino lejano con un adolescente y una cría de 3 y poco que tiene el don de montarte un pollo en cualquier momento. 16 horas de vuelo prometen. Mi intención es hacer un diario de viaje de una experiencia, que anticipo, especial. También barajo la posibilidad de hacer un mapa en Google con los monumentos conocidos, a partir de entonces,  por la rabieta de una españolita dicen de rostro encantador. Por lo que no puedo prometer seguir publicando en las próximas dos semanas y media. Y si lo hago será más como un viaje de abordo. Intentaré publicar una vez más esta semana pero no lo prometo. Organizar un viaje largo de 4 personas tiene su qué. Por si acaso podeís seguirme en InstagramFacebook y Flickr.

4 comentarios

  1. Oh!! Com m'agradaria fer-ne algun dia, em va encantar!! T'ha quedat de luxe Sònia i aquestes fotos... són espectaculars!!

    Segur que el viatge anirà molt bé i amb una mica de sort, potser us dormiran tot el camí (o un trosset)! hehehe ;P Ja estaré atenta a tot el que vagis penjant, quina enveja sana!!

    Molts petons guapíssima!

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    1. Doncs prova-ho d'aquesta manera Cris. A mi amb la geladera no em va sortir bé i amb el teu pla terraceta pega molt bé ;-) Mil gràcies pel teu comentari guapa. Ja us explicaré com ha anat :-) Petonàs

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  2. Mi bebida favorita cuando salgo en verano...está buenísimo!
    El inconveniente es que puedes coger una cogorza del 15 sin apenas darte cuenta.
    Gracias por tu receta!

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