Pain perdu, las torrijas francesas

Ya no habían frutos exóticos en la cocina, por no decir no había apenas cocina. No, al menos comparando con la casa familiar. Pero eso para Mariona no era un problema. Cuando se mudaron al piso de la Eixample, ella se propuso firmemente cuidar de su familia. La que era su familia, la de los señores. Especialmente de los niños que no tenían culpa de nada y a los que seguía mimando en cuanto podía. Siempre recordaría la cara de la pequeña Camila cuando vio tres trozos de pan reblandecido en el plato como postre. ¿Torrijas? No, es pain perdu, respondió Mariona con acento imposible.


Con los mayores fue más difícil. Era un piso noble, pero aceptar dejar la casa y todo lo que implicaba no había sido fácil y el más mayor decidió probar suerte en el extranjero. Elisenda tuvo la suerte de encontrar un buen marido y la señora tomó las riendas de la casa con una tranquilidad y una eficiencia que sorprendió a Mariona. El señor, ay, el señor, el enmudeció. Se hizo invisible. La deshonra de no haber sido capaz de reaccionar a tiempo, de no haber visto pudo con él. Por un tiempo. Poco a poco, con las artes de Mariona y la señora, las flores volvieron a aparecer los domingos en las manos de ella y los castos besos se dejaron ver entre las risas socarronas de los niños. Aunque de vez en cuando lo sorprendía en silencio en su despacho, los ojos hacía abajo, la cabeza taciturna.


Para Mariona que había aprendido las artes de la cocina de una madre sobreviviente por naturaleza, y sin haber visto antes la mayoría de los ingredientes, convertir en manjares los platos más sencillos fue innato. Mariona había aprendido a valorar la fortaleza de su madre y cuando de vez en cuando aparecía un hombre en la cama de esta, desaparecía sigilosamente por las calles a sabiendas de que esto les garantizaría un mes un poco más tranquilo. Ella sí sabía el valor de un litro de leche. Y así el pan se convirtió en postre, en desayuno goloso. Los huevos tomaron protagonismo de las formas más vario tintas. Y la cocina del piso de la Eixample volvió a palpitar fuerte como el corazón de la casa.


Con este pain perdu me despido de este 2014. Sé que no es un plato de Nochevieja pero me apetecía recuperar un plato que todas las culturas elaboran de una u otra manera tan sabiamente y que no tiene nada que envidiar a ningún postre.

El pain perdu es la versión francesa de nuestras torrijas aunque con algunas variaciones y yo lo he bañado con una crema inglesa muy sencilla con la que podéis acompañar infinidad de platos y que hace que el pan ennoblezca su nombre. Más que perdido se recupera, se crece.



Pain perdu

Ingredientes para el pan:

Medio litro de leche fría
2 huevos
50 g de azúcar
2 cucharadas de vainilla en polvo
Mantequilla
Pan en rebanadas gruesas (puede ser de molde, de barra, brioche y sobre todo puede ser antiguo)

Ingredientes para la crema inglesa:
250 g de leche
4 yemas de huevo
50 g de azúcar
1/2 vaina de vainilla

En un bol batimos a mano los huevos con el azúcar y la vainilla en polvo. Volcamos encima la leche fría. Mezclamos bien. Dejamos empapar bien las rebanadas de pan dentro de esta mezcla un buen rato, para que estén bien empapadas. En una sartén ponemos mantequilla y fundimos. Con cuidado de que no se rompan las rebanadas, vamos salteando el pan con la mantequilla hasta que se doren por ambos lados.

Para la crema, blanqueamos el azúcar y las yemas en un bol. Aparte hervimos la leche con la vainilla. Vertemos encima de las yemas. Ponemos todo otra vez en el fuego y cocemos con una espátula hasta que alcance los 85º (es un momento). Enfriamos rápidamente en la nevera cubierta con un papel de film tocando a piel (que toque la crema).

Servimos el pain perdu con la crema inglesa.

Os deseo una feliz entrada de año. Que este 2015 venga cargado de bonitos detalles y vuestros sueños cada vez cojan más forma.


10 comentarios

  1. De seguida que he vist a l'Instagram que havies publicat, he vingut de seguida! Com m'agraden les teves històries Sònia, de veritat, són precioses!

    I encara que no sigui un postre de cap d'any, és espectacular! Jo vaig fer una recepta semblant amb les sobres del panettone i a tots ens va encantar, realment la crema li va genial, en resulta un postre espectacular, boníssim i bomba total! hehehe :P

    Que passeu una magnífica nit de cap d'any i que comenceu encara millor l'any guapa, que el 2015 estigui ple de felicitat :)

    Un petonet!!

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    1. Ai, no sé com acabarà aquesta família, comença a semblar la plaça del Diamant ;-)

      Efectivament, és un postre de 10, bomba total com cal, je,je. I ben bó. Això i el pudding són uns invents genials.

      Que passeu una nit de cap d'any magnífica i que en aquest 2015 es consolidin tots els teus projectes, tot i que no en tinc cap dubte.

      Petonets!

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  2. Mmm, què bo ha de ser aquest pain perdu, Sònia! Molt feliç 2015. Una abraçada.

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    1. Mmm, és d'aquelles coses que quan les fas et dius perquè no ho fas més. Bon any bonica! Que tinguis un 2015 esplèndid!

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  3. M'encanta llegir-te :)
    La veritat que estic amb tu, el nom serà pain perdu, pero de perdut no te res ;)
    petons i bon començament d'any

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    1. Merci bonica. Tinc entès que a Bèlgica li diuen "pa recuperat". Té molt més sentit :-) Que tinguis un bon any tu també bonica!

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  4. Ennoblir unes llesques de pa fins convertir-les en unes delicioses postres; m'encanta la teva recepta! Suposo que la història continua....Una abraçada!

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    1. La de coses que es poden fer amb les restes, hauríem de tornar a aquest art. La cuina li deu molt a generacions de dones. La història continua i tant ;-) Un petonàs!

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  5. T'he conegut gràcies al memòries d'una cuinera i me quedo x aqui! M'agrada molt tot això. Besets

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    1. Moltes gràcies Glòria per passar-te per aquí i per deixar-me aquest comentari. Espero veure't per aquí. Un petonàs bonica

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