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Brioche casero

En mi casa los fines de semana el horno hace horas extras. Es el único momento en qué realmente dispongo de tiempo para desconectar y dedicarme a ello. En gran parte lo hago para compartir con vosotros estos momentos. Pero si preguntáis a mi sufrida familia qué pastel le gusta más, seguramente os responderán que ninguno en especial. Exceptuando mi hijo mayor que es un gourmet y un loco de los cheesecakes, todos prefieren un buen croissant, bizcocho o un vasito de crema. Y bueno, claro está, brioche. Brioche en todas sus formas y bien acompañado de mermelada, ganache de chocolate o a solas, como la magdalena de Proust.


No me quejo, porque reconozco que adoro los desayunos sin prisa y en familia los fines de semana. Cuando nos permitimos estarnos debajo la nórdica un rato más y la agenda de Calendar no señala nada. El ritmo se hace más lento, las tazas de café se vuelven a llenar y seguimos en pijama hasta tarde. Creo que este es sin duda uno de los secretos de la felicidad. Pero por alguna razón que se me escapa, sólo le dedicamos a estas cosas un pequeño espacio de nuestro tiempo.


Leí un interesante artículo del perfil de una amiga en Facebook. Se titula "La enfermedad de estar ocupado". Yo ya hace tiempo que he aceptado que tengo un busy habit. No puedo estar sin hacer nada, ni tan siquiera los domingos. Porque al fin y al cabo hornear es hacer algo, ¿o no? Lo he aceptado tanto que ya no pretendo no ser así. En realidad, fue mi coach hace un año quién me hizo entender que mi pretensión de encontrar tiempo para parar me estresaba aún más. Y que lo que debía hacer era disfrutar del tiempo que tenía para hacer cosas que me gustaran. Es decir disfrutar de lo que hago. Y confieso que soy feliz cuando en la mesa de la cocina nos reunimos todos para comer brioche sin prisa. Es un momento único que congelaría si pudiera.



El artículo, que os recomiendo mucho, menciona que en muchas culturas musulmanas, cuando quieres preguntarle a alguien qué tal le va, dices: en árabe, ¿Kayf haal-ik? o, en persa, ¿Haal-e shomaa chetoreh? ¿Cómo está tuhaal? Que viene a ser, ¿cómo está tu corazón hoy ?

Y aconseja que cuando alguien te diga que está muy ocupado le respondas: “Lo sé. Todos lo estamos. Pero quiero saber cómo está tu corazón.”

Creo que es un buen consejo. Es más, todos deberíamos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Cómo está mi corazón hoy?


Brioche

Hablar de brioche, es transportarte a Francia. El brioche, la baguette y el croissant forman un triángulo que debió inspirar a Eiffel.

Es uno de los olores que más me gustan en la casa al hornear, cuando toda la casa se impregna. E incluso se escapa por el hueco de la escalera.

Se trata de una masa de larga fermentación, con poco azúcar pero mucha grasa, por lo que la amasadora aquí sí que es de gran ayuda. Aunque con paciencia, mucha, también se puede hacer a mano.

Hay varias formas de presentación. La primera imagen en un "brioche à tête". Son porciones de 35,50 o 80 gramos (lo tradicional son 80) y se hornean en moldes de magdalenas. Las otras imágenes son el "brioche de Nanterre" con el que se puede hacer rebanadas. Y aún aún más opciones como el "brioche" de nido de abeja que lleva masa de financier encima. En incluso el pain brioché, que es la versión pobre del brioche.

Se trata de una masa sin aromas. Aunque podemos añadirles si queremos. Como por ejemplo agua de azahar (muy poquita) o frutos secos, chocolate...

Antes de empezar con la receta. El molde precioso blanco de cerámica es de Claudia&Julia igual que la rejilla para enfriar que es de dos niveles y con la que no sé cómo he podido sobrevivir sin ella hasta ahora!

Ingredientes para un brioche grande:

500g de harina de fuerza (de 360 a 400w)
10g de sal
60g de azúcar
20g de levadura fresca
6 huevos
250g de mantequilla (ni muy fría ni pomada, sólo un poco blanda)

Amasado:

Ponemos en el bol de la amasadora la harina, la sal, el azúcar y la levadura.

En otro bol ponemos los huevos sin batir.

Añadimos un tercio de los huevos a los ingredientes secos y amasamos con el gancho de la amasadora a velocidad baja. Vamos añadiendo poco a poco el resto de huevos. Sólo cuando la masa empieza a desprenderse de las paredes añadiremos la mantequilla, muy, muy poco a poco y cortada en cuadritos. Para ayudar a la amasadora, paramos de vez en cuando la amasadora y recogemos la masa de las paredes.

El amasado sin la mantequilla dura unos 15 minutos más o menos. La mantequilla se tiene que añadir muy poco a poco y no añadimos más hasta que la masa haya absorbido la anterior.  Cuando la masa ha cogido toda la mantequilla subimos la velocidad rápido un minuto más.

El amasado total más o menos dura unos 25-30 minutos. Es importante no pasarse porque se sobrecalienta. Idealmente la masa no debería sobrepasar los 24º. Lo notaréis porque se desprende del bol cuando se amasa.

La masa no es muy compacta pero no se tiene que enganchar en las manos. La boleamos al aire. Si se engancha, la dejamos reposar en el bol cinco minutos más y luego la volvemos a trabajar unos cinco minutos más a velocidad media.

Primer levado:

Una vez la tenemos y la hemos boleado al aire, la dejamos en un bol de plástico, cubrimos con film y dejamos fermentar una hora más o menos, o hasta que doble el volumen.

Segundo levado:

La chafamos con la mano (sobre el film) para romper burbujas y la dejamos en la nevera 12 horas. Durante esas horas si podemos presionar sobre la masa un par de veces más, es mejor. Se dividen las células de la levadura y el resultado es mucho mejor.

Formado:

Al día siguiente es cuando la formamos. Veréis que la masa es compacta y mantecosa, pero que,  cuando la empezáis a formar con un poco de harina en la superficie de trabajo, de golpe resulta bastante flexible.

Para el brioche à tête, o sin tête en mi caso, hacemos porciones de entre 35g y 80g, y los ponemos en moldes de magdalenas previamente untados con mantequilla. La "tête" se hace haciendo un churro con la masa y apretando luego con el dedo como si fuera una sierra en un extremo. Tiene que quedar más o menos como un bolo. Luego se pinza  la "tête" con los dedos, para hacerla más estrecha, y se pone la parte gorda del "bolo" en el interior del molde. La "tête" la tenemos que encajar en medio, ayudándonos con los dedos. Para ello, pondremos el dedo alrededor presionando hacia abajo (tocando el fondo del molde). El resultado final es como si fuera una seta al revés. (Nota: ya sé que tengo que hacer vídeos, justo me apunté a un curso, que conste).

El brioche de Nanterre, que es el que hago más yo, se hace en un molde rectangular, como el de Claudia&Julia. O de metal. Se puede hacer un par de 300g en un molde de unos 20 cm o uno grande como el que he hecho yo. Lo cubrimos con papel de hornear. Tiene que llenar sólo el tercio del molde porque sube, ¡y mucho!

Para hacerlo se hacen bolas del mismo peso sobre una superficie un poco (un poco solo) enharinada y las colocamos en el molde en una o dos filas, enganchadas las unas a las otras.

Tercer levado:

Dejamos fermentar una hora y media más. Y aprovechamos para precalentar el horno a 180º para los grandes y a 200º para los pequeños.

Horneado:

Pintamos nuestras piezas con huevo batido y una pizca de sal.

Horneamos unos 7 minutos para las piezas de hasta 50g. 15 minutos para las de 300g y en mi caso unos 40 minutos para la gigante.

Depende mucho del horno. La temperatura interior del brioche tiene que ser de 95g. Como el pan. Para esto necesitáis un termómetro.

Tiene que estar dorado por encima, aunque yo me pasé demasiado. Para evitar esto, poned un papel de aluminio encima cuando se hornee si veis que se dora demasiado.

Bon appétit! Y recordad, preguntaros: ¿cómo está mi corazón hoy?


Coca de San Juan, la coca

San Juan era sinónimo de tortilla de patatas y embutido en casa. De copas de capa que se llenaban. De petardos que se encendían en el tejado del edificio cuando aún era comunitario. Cómo recuerdo esas mesas, cómo las añoro. Después de las bengalas y los petardos bajábamos al piso y nos comíamos la coca de San Juan.
Coca de San Juan


A mi no me gustaba la fruta escarchada y siempre se la sacaba. Las conversaciones se alargaban. Hacía calor en el minúsculo comedor, el aire no corría, lo que ayudaba aún más a entrar el cava. 

La verdad es que no sé de qué hablábamos pero en mi casa siempre se hablaba, el sonido de la televisión de fondo. Hablábamos del Barça, de política, de historias de la post-guerra. Siempre hablábamos pero nunca de nosotros. 

Coca de San Juan
Es curioso. A pesar de que siempre hablábamos no puedo decir que hubiera una gran comunicación entre nosotros. Sin embargo echo mucho de menos ese ambiente familiar alrededor de la mesa que se creaba, ya fuera San Juan o un fin de semana.
Coca de San Juan
A mis padres les debo esto. Esto y la capacidad de pensar, argumentar y tener un sentido social. Por ellos brindo hoy con esta coca que espero que os guste porque es simplemente espectacular. San Juan siempre será para mí sinónimo de familia.


Coca de San Juan con crema y cerezas

La receta de esta coca no es mía. Si es que hay alguna que no haya heredado por alguna razón. La receta es de Hofmann lo que ya os asegura una calidad única. Además no exige mucho tiempo de fermentado con lo que es genial. Pero es que aemás este brioche es lo más. Os aseguro que después de probarla no vais a comprar más. Y sino ya me diréis.

Ingredientes para dos cocas:

500 g de harina de fuerza
220 g de leche
100 g de azúcar
1 huevo
60 g de mantequilla a trocitos
80 g de levadura fresca
7 g de sal
La ralladura de un limón
La ralladura de una naranja
10 g de ron
10 g de Grand-Marnier
1 g de agua de azahar
Cerezas y azúcar perlado para decorar
1 huevo para pintar

Precalentamos el horno a 190º.

En el bol de la amasadora mezclamos la harina, el azúcar, la sal, el agua de azahar, el ron, el Grand-Marnier, el huevo, la levadura desmigada y las ralladuras de limón y de naranja junto a la mitad de la leche.

Con el gancho, amasamos hasta que la masa esté ligada y fuerte a velocidad baja. Entonces añadimos el resto de leche y seguimos amasando hasta que coja bastante elasticidad.

Por supuesto también se puede amasar a mano, sólo que tendréis más paciencia. Y sí, la cantidad de levadura es grande pero se compensa con la cantidad de azúcar.

Cuando la masa ha cogido elasticidad añadimos la mantequilla poco a poco hasta que se desprende del bol. Paramos la amasadora y boleamos en alto sin tocar la mesa. Dejamos reposar en nuestra superficie de trabajo cubierta de un film durante unos 15 minutos.

Aprovechamos para hacer la crema pastelera.

Ingredientes para la crema pastelera:

500 g de leche
100 g de azúcar
4 yemas
1 vaina de vainilla
40 g de maizena

En un bol blanqueamos las yemas con el azúcar. Añadimos la maizena y mezclamos bien para que no queden grumos.

Aparte en un cazo hervimos la leche con la vainilla que habremos cortado longitudinalmente y raspado las semillas con la leche. Cuando hierve la leche, volcamos la mitad sobre la mezcla de huevos. Batimos con unas varillas de mano y enseguida vertemos en el cazo con el resto de leche. Seguimos cociendo sin dejar de mezclar, sobre todo en las paredes para que no se enganche. Está lista muy rápidamente ya veréis.

Preparamos una bandeja plana envuelta con film y vertemos la crema. Necesitamos que se enfríe rápidamente. Dejamos entibiar un momento,cubrimos con más film y a la nevera. Tenemos que bajar a unos 15º.

¿Seguimos con nuestras cocsa?

Una vez pasados los 15 minutos, y sobre una superficie con harina, dividimos nuestra mansa en dos y extendemos con un rodillo dándoles forma de cocas. Las ponemos sobre bandejas de horno con papel de hornear y cubrimos con papel de film o un trapo limpio. Dejamos fermentar una hora y media más o menos o hasta que doble de volumen. En mi cocina tardó una hora sólo.

Una vez ha levado limpiamos las cerazas. Si le dejáis el hueso potencia el sabor, pero yo tengo una niña pequeña y prefiero quitárselo. Pintamos la coca con huevo batido. La cubrimos con azúcar volado y decoramos con las cerezas o lo que más nos apetezca. Ponemos la crema pastelera en una manga y dibujamos con crema la coca.

Horneamos unos 10 minutos aproximadamente y voilà la mejor coca de San Juan lista para degustar.


Coca de chicharrones

La cocina era pequeña, con el suelo hidráulico de antaño. Por contra las habitaciones eran grandes. A la vieja usanza. Ambas daban al balcón hacia la plaza desde donde yo me solía esconder entre risas tontas después de echar agua con un salero a los transeúntes. La luz que entraba desde la cocina y se dibujaba en la alfombra con un tigre de fondo era mágica. Jugaba a perseguirla, como a las sombras.
De esa cocina siempre han salido platos tradicionales excepcionales. Y el jueves lardero no faltaba la tortilla de patatas, la butifarra de huevo y la coca de chicharrones.

Coca de chicharrones

Aunque el comedor era pequeño y no permitía poner un sofá, nos quedábamos hasta tarde después de la cena viendo películas o documentales, tisana en mano.

No sé en qué momento esto se perdió, no sé muy bien por qué no conseguí transmitirlo a los míos. Ya hace tiempo. A mi hija cuando algo no le convence no duda en escupirlo, el mayor es vegetariano y mi pareja francesa. Sin comentarios.  Pero el caso es que ahora los jueves larderos sigo comiendo mi coca de chicharrones aunque sea sola y ahora me la cocino yo.

Coca de chicharrones


El hojaldre no, que lleva mucho trabajo y me da palo. Es mi punto débil, lo reconozco. Y eso que el resultado es brutal, pero sólo lo hago para los croissants. Aunque algún día os mostraré cómo hacerlo, que no se diga.

Coca de chicharrones

Ingredientes para cuatro cocas pequeñas o una grande. Tiempo de preparación: 30 minutos más 20 de horneado

1 hoja de hojaldre congelada (yo la compro en la panadería Baltà en Sants, siempre es más buena)
200 g de chicharrones
Azúcar blanco
Anís (Optativo)
Piñones (Para decorar)

El hojaldre es una masa que se estira y se pliega varias veces (para formar estas capas) y entre pliegue en pliegue se deja reposar en nevera. Cuando compramos la masa hecha no sabemos cuántos pliegues tiene.  Está ya lista para consumir. Pero nosotros, para hacer esta coca necesitaremos volver a extenderla.

Calentamos el horno a 180ª y extendemos sobre la superficie de trabajo la masa de hojaldre (previamente descongelada) con el rodillo. Trituramos los chicharrones con el minipimer. Tiene que ser como un polvo. Extendemos por encima de toda la superficie de la coca. Hacemos un pliegue simple. Es decir, llevamos un extremo de la masa hasta la mitad de la masa y cubrimos con el otro extremo de masa. Como si plegáramos una toalla más o menos. Cubrimos con film y lo dejamos reposar en nevera 10 minutos.

Cogemos otra vez la masa y sin desplegarla, echamos más polvo de chicharrones por encima y extendemos otra vez pero en el sentido contrario de antes, dando un cuarto de vuelta. Es decir los pliegues tienen que quedar cara a nosotros. Ponemos azúcar por toda la masa para que caramelice bien y pasamos un poco más el rodillo. Volvemos a plegar. Ponemos azúcar encima y volvemos a extender. Otra vez girándola un cuarto. No tiene que quedar muy fina.

Ahora recortamos los extremos para que quede rectangular y la cortamos en porciones rectangulares. A mi me dio para cinco. Ponemos piñones y más azúcar por encima. Opcionalmente, echamos un chorro de anís. La coca típica lleva hendiduras en todos los lados de la coca que hice con la punta de un cuchillo (optativo). Horneamos entre 15/20 minutos o hasta que esté dorada.

Que conste que no os vendí que fuera ligera. Buen fin de semana a todos.


Kouign amann caseros

Esta semana me contaban que entorno a la fecha de nuestro cumpleaños las personas solemos experimentar cambios. No me explicaron exactamente a qué cambios se referían. Yo lo interpreté cómo una fase en la que inexorablemente te preguntas hacia dónde vas, qué quieres en la vida. Yo como siempre ando en estas divagaciones ya no sé qué pensar. Si es la edad o es que soy rebuscada como un tornillo. Algo de las dos cosas habrá. Fue una semana tranquila y sin embargo seguí con mis divagaciones. Mucho más banales cabe decir. Rollo: tipo, me compro un pijama nuevo y una bata? Me compro una bata cómoda o algo más sexy?

También me costó horrores decidirme con la receta. Dulce, salado? Fácil, complicada? Y al final me decanté por un postre típico bretón. Apenas conocido aquí. El Kouign amann que literalmente significa torta de mantequilla.

Knouign amann, Entre Harinas

Me incliné a hacer los kouign amann porque me apetecía cambiar de tanto chocolate y tarta. También por el placer que me produce ver levar una masa. El resultado es una tarta parecida en sabor a las palmeras de hojaldre y está simplemente muy rico.

Knouign amann, Entre Harinas

Volvamos a mis divagaciones porque empiezan a preocuparme. Por un lado me relaja el hecho de ser capaz de perderme en el color de un pijama para variar de los problemas escolares, del stress de intentar conciliar vida laboral y familiar sin renunciar a lo que quieres. A veces os lo juro parezco literalmente un personaje de Maitena. Con los gestos, caras y pelos incluidos.

¿Pero es normal que cuando miras un pijama empieces a pensar en qué el dinero que te vas a potencialmente gastarte podría ser la cesta de la compra y te sientas como el ser más insensible del mundo? Ahora que lo pienso esto también podría salir en una historia de Maitena. Dios me he convertido en la caricatura de una cuarentona!

¿Sabes qué? Mejor volvamos a los Kouig amann.

Knouign amann, Entre Harinas

Se trata de un dulce de origen betrón donde el azúcar y la mantequilla son los ingredientes estrella. El proceso de elaboración es parecido a los croissants. Básicamente es un hojaldre. Aunque las proporciones no son las mismas. Para los croissants se utiliza mucha más levadura y la masa lleva más azúcar. Aunque como veréis los Kouign luego lo compensan con un montón de azúcar extra para hacer este efecto cristal. También es un poco menos exigente con los pliegues. Pero no os engañaré pide cariño.

Son ideales para los desayunos en soledad que tanto me gustan o para merendar.

Knouign amann, entre harinas

Knouign amann

Ingredientes para la masa:

10 g de mantequilla
275 g de harina de media fuerza
1 cucharadita de sal
5 g de levadura fresca
165 ml de agua fría

Para el hojaldrado:
225 g de mantequilla en placa
225 g de azúcar blanco
+50 g de azúcar

Primero fundimos los 10 g de mantequilla. Tamizamos la harina en la amasadora y juntamos la levadura y la sal (sin que se toquen porque la sal estropea la levadura). Añadimos el agua fría y la mantequilla fundida y mezclamos con el gancho a velocidad baja hasta que obtengamos una masa homogénea y ligeramente elástica. Acabamos de amasar a mano y filmamos la masa. Dejamos levar en la nevera una hora.

Mientras trabajamos la mantequilla (los 225 g en una sola pieza) entre dos papeles de hornear o un silpad a base golpes para que quede plana y en forma rectangular. Tiene que ser rápido porque no queremos que se sobrecaliente. Guardamos la mantequilla en la nevera.

Una vez tenemos la masa la extendemos con el rodillo sobre la mesa de trabajo de forma que obtengamos un rectángulo (siempre podéis recortar para acabar de darle la forma). La idea es poner la placa de mantequilla en el centro.Tiene que sobrar un poco de masa sólo de los laterales cuando pongáis la mantequilla en el centro. Tenedlo en cuenta a la hora de extender la masa. Fijaros en el tamaño de la mantequilla como referencia. Aunque como os digo siempre podéis acabar de darle forma cortando la masa. Pues eso ponemos la mantequilla en el centro y la "tapamos" plegando encima un extremo de la masa hasta el centro de la mantequilla y luego el otro extremo de masa de manera que la cubra del todo. Como si fuera un monedero o una manta. A esto se le llama hacer un pliegue simple. Le damos un vuelta de un cuarto a la masa de manera que el pliegue nos quede a la derecha y volvemos a extenderla unos 60 cm  de largo (siempre de forma rectangular). Y repetimos la operación una vez más.

Entre harinas, Knouign amann

Dejamos reposar la masa en la nevera con un film durante una hora.

Pesamos los 225 g de azúcar y tiramos un poco sobre la superficie de trabajo. Vamos a volver a extender la masa pero esta vez sobre el azúcar (unos 60 cm de largo). Cuando la hayamos extendimos ponemos azúcar por toda la superficie y le damos un golpe de rodillo para asegurarnos de que penetre el azúcar en la masa.

Volvemos a plegar la masa como antes (pliegue simple), le damos una vuelta de un cuarto (como antes), extendemos otra vez y ponemos encima azúcar otra vez. Volvemos a plegar una vez más, asegurándonos de haber puesto todo el azúcar, damos otro cuarto de vuelta y extendemos esta vez (la última!). Ahora cortaremos la masa en cuadrados de unos 10 cm. Ponemos sobre la superficie de trabajo los 50 g de azúcar de más. Y ponemos encima del azúcar un cuadrado. Plegamos las puntas hacia al centro. Volvemos a plegar los cuatro ángulos para conseguir una forma redonda. Y así con cada cuadrado de masa. Cuando los tenemos formados,  los ponemos en aros de 8 cm previamente untados con mantequilla y dejamos levar entre 30-40 minutos.

Precalentamos el horno a 180º y horneamos unos 25 minutos.

Knouign amann, entre harinas

Deliciosos. Imagino que me preguntaréis si esto no se puede hacer comprando hojaldre ya hecho. Bueno, haré ver que no os he escuchado ;-)

La mejor coca de San Juan casera de crema

Esta tarde en el metro, en el mismo vagón y en apenas 5 minutos de diferencia dos jóvenes se han levantado para ofrecer su asiento a dos personas mayores. Empapados por la lluvia, cansados y gastados, mi hijo y yo nos hemos sonreído mientras afirmábamos que aún había razones para creer en el mundo.

Una aura de positivismo nos ha envuelto mientras seguíamos nuestro camino bajo la lluvia al ritmo que mis talones nos imponían ignorando con nuestra charla el eco de los gritos de una pequeña manifestación y las gotas que nos resbalaban por la cara.

Ha sido un día de claroscuros. Claros cuando finalmente aparecí con una coca en la oficina y un bizcocho para la reunión con mi equipo y vi que como este gesto se transformaba en sonrisas. Oscuros porque mis intentos por hacer fotos antes de salir de casa fue imposible por la falta de luz y de tiempo. Claros porque fui capaz de comerme una manzana impasible mientra el resto repetía el bizcocho de frutos del bosque. Oscuros porque soy incapaz de impermeabilizarme ante según qué.

Supongo que la vida se trata de esto, de buscar entre claroscuros. Entre, una preposición que no en vano forma parte del nombre de este blog ya que siempre me muevo entre harinas, entre blancos y negros, entre emociones. ¿Quién no?

He dudado mucho en escribir este post. Ha llegado un punto que me exijo tanto en las fotos (aún lejos de ser perfectas) que me ruborizo ante la idea de poner algo que no cumpla un mínimo. Pero era esto o dejaros sin una buena receta de coca de San Juan. O sea que me dije, Sònia, venga, échale narices, rompe con lo establecido.

Así también veis que no siempre uno hace con lo que puede, y esta vez son fotos de mi pobre móvil hechas durante la clase en Hofmann, en plena elaboración y tomando apuntes. Espero que no me lo tengáis muy en cuenta y disfrutéis de la receta.



Coca de San Juan 
Ingredientes para dos cocas: 500 g de harina de fuerza, 220 g de leche, 100 g de azúcar, 1 huevo, 60 g de mantequilla, 80 g de levadura prensada (sí, 80, habéis leído bien), 7 g de sal, la ralladura de un limón, 10 g de ron, 10 g de Grand-Marnier, 1 g de agua de azahar, fruta escarchada  y un huevo con una pizca de sal para decorar.

Una nota antes de empezar sobre la cantidad de levadura que es un muy alta, pero que se compensa con la cantidad de azúcar y que no interfiere en el sabor y favorece un levado rápido. Ya que la idea de esta coca es conseguir un buen resultado en poco tiempo.

Dicho esto, mezclamos la harina, el azúcar, la sal, el agua de azahar, el ron, el Gran-Mariner, el huevo, la levadura desmigada y la ralladura de limón con la mitad de la leche en la amasadora, con el gancho y a velocidad baja. Parando de vez en cuando y rascando el fondo para ayudarla.

Cuando la masa está ligada y fuerte, añadimos un poco más de leche, dejando que la masa la absorba. Seguiremos añadiendo la leche poco a poco, observando siempre la masa, cogiendola si es necesario para notar la textura, hasta que haya cogido elasticidad. Entonces añadimos la mantequilla.

Cuando la masa se desprende de las paredes, subimos la velocidad durante un minuto. Esto nos evitará tener que amasarla a mano. Repito, el objetivo es conseguir una buena coca en poco tiempo.

Boleamos la masa en el aire y la dejamos reposar en la mesa de trabajo unos 15 minutos cubierta con un film.

Dividimos la masa en dos y la extendemos con un rodillo, enharinando la superficie de trabajo. Ponemos sobre una bandeja cubierta con papel de hornear y dejamos levar a temperatura ambiente una hora y media cubierta con un film. O en horno, si os lo permite, a unos 26/28º.

Una vez levada, pintamos con el huevo y la sal.

Ingredientes para la crema pastelera (podemos doblar la cantidad):

250 g de leche, 50 g de azúcar, 2 yemas, 20 g de maizena, una rama de canela y la piel de un limón

Blanqueamos las yemas primero con el azúcar y luego con la maizena. Hervimos la leche con el limón y la canela. Volcamos la leche con un colador sobre las yemas y volvemos a llevar al fuego mezclando con unas varillas. Enfriamos sobre una bandeja plana cubierta de film en nevera.

Acabado:

Después de pintar la coca con el huevo y con la ayuda de una manga pastelera y una boquilla del 10 decoramos con la crema haciendo líneas en diagonal de manera que formemos una rejilla. Añadimos la fruta según nos guste y horneamos unos 10 minutos a 190º.

Esta masa también sirve para hacer panecillos de leche.


Coca de brioche con reducción de nata y anís: La mejor coca del mundo

Bueno, pues ya está, se acabaron las fiestas, los excesos de comida y de bebida, y también los económicos. Los adornos empiezan a juntarse sobre la mesa, esperando que encuentre el momento de colocarlos en la caja mágica que encierra año tras año la Navidad.

En parte agradezco volver a la rutina, aunque este año no tuve vacaciones. Adoro las fiestas y si tuviera que escoger un día sería sin duda el de Reyes, mágico como los haya. Disfruto como una niña pensando en los regalos y viendo la cara de emoción de la peque que sin entender muy bien lo que pasaba no paraba de dar vueltas de los nervios y a cada paquete que recibía respondía: "otro". 

Al rollo freaky habitual que impera en mi casa, se añadió el pink de la pequeña. No sé muy bien qué hice  mal.



Este año para mis primas y tías hice jabón casero de miel y avena, y como no galletas, de canela y manzana. Pero reconozco que me estreso.  

La nata del roscón fue un auténtico desastre. 

Primero se cortó porque me olvidé de ella mientras intentaba atender a mi madre, que cada año se adueña de mi cocina y se trae toda la comida con la excusa de que son las sobras, y no paraba de preguntar dónde está esto y dónde está aquello. Acabé haciendo queso. Luego intenté montar la nata líquida que tenía en casa que obviamente no montó. Y tuve que poner nata de bote del paki que languideció a los dos minutos de rellenar el roscón. No me lo podía creer y me bajé otra vez a por dos botes de nata más. La del paki se debió preguntar a qué estábamos jugando con la nata. Esta última aguantó algo más pero al cortar el roscón se salía por todos los lados como si la persiguiera el diablo. Bonito final para un gran roscón. Lo peor que no paren de repetirte que no pasa nada. Aggg.

Roscón antes del gran desastre
A la vez que hacía el roscón aproveché para hacer con la mitad de la masa una coca deliciosa que nos enseñaron en Hofmann. Se trata de una coca de brioche con una reducción de nata y anís que despierta los sentidos más primitivos. ¿No me creéis? Es puro vicio.


Hay algo muy cierto que siempre nos repiten: lo difícil es diferenciarte en algo que todo el mundo conoce. Y creo que esta coca es un buen ejemplo de ello.


Coca de brioche con reducción de nata y anís
Ingredientes para la masa: (para dos cocas) 10 g de sal 500 g de harina 200 g de leche 100 g de azúcar 1 huevo 120 g de mantequilla 60 g de levadura fresca 1 ralladura de limón 1 ralladura de naranja 20 g de ron Elaboración: Ponemos todos los ingredientes secos en la amasadora (la levadura desmenuzada) con el gancho y añadimos el ron, el huevo y un tercio de la leche. Amasamos a velocidad lenta. Acabamos de echar la leche. Si amasamos a mano es lo mismo, solo que como todas las masas ricas en grasa cuesta y vais a tener que tener paciencia. Aunque a veces puede resultar más facil ya que notas la textura de la masa. Si vemos que al cabo de unos minutos el azúcar está fundido pero la masa está dura añadimos un poco más de leche (unos 10 g). Seguimos amasando, recogiendo del fondo de la amasadora, doblando y volviendo a amasar. Hasta que la masa se despegue del fondo de la amasadora. Entonces, cuando el glutén se ha desarrollado bien y está elástica, añadimos poco a poco la mantequilla a daditos. En ese momento podemos subir un poco la velocidad. Acabamos de amasar a mano, boleando al aire, sin tocar la superfície de trabajo, para que quede bien fina. Dejamos reposar 5 minutos y con el rodillo le damos la forma de coca. Ponemos sobre una bandeja de horno con un papel de hornear y dejamos fermentar entre una hora, hora y media o hasta que doble. Mientras precalentamos el horno a 200º. Para la reducción de nata y anís: 100 g de azúcar 250 g de nata Anís (en hierba) Hervimos a fuego alto el azúcar junto con la nata ya una pizca de anís (al gusto pero sin pasarnos) hasta que se reduzca al máximo. Tiene que quedar como una leche condensada. Lo dejamos enfriar. Acabado: Una vez ha doblado la masa, extendemos por encima la reducción y horneamos unos 8/9 minutos


El resultado es una coca deliciosa que no podrás dejar de comer. Os lo garantizo. 



Si preferís hacer el roscón, podéis utilizar la misma masa, sólo que se hornea unos 12 minutos a 180º. Antes lo tendréis que pintar con huevo y una pizca de sal (para el brillo) que es mejor preparar media hora antes. También se puede sustituir la sal por un poco de nata líquida. Después de pintar lo podéis decorar como os guste. 

Y para darle la forma hay dos maneras. Si lo queréis rellenar con mazapán lo alargáis en forma de churro alargado y plano (podéis hacerlo con rodillo). Le ponéis encima el mazapán y selláis. Luego le dais forma circular dejando el cierre hacia abajo. Si lo vais a rellenar de nata, trufa o crema, se puede hacer un agujero con las manos con cuidado en el centro e ir dándole la forma circular al aire, sin tocar la superficie de trabajo.

Espero que os guste la receta.


Reyes y el roscón



Reyes no sería reyes sin el roscón. Por mucho que las paredes del estomago se resistan a extenderse más, el roscón acaba cayendo. 

Este año me superé. Y la verdad es que no sé porqué, ya que la receta es la de siempre. Pero estaba rico, rico. Ya lo noté por la masa. Y el olor...ese olor a azahar que aún resiste en la casa. Eso sí, había para un regimiento entero. 




A la peque de la casa no pareció importarle.

¿Y vosotros habéis hecho el roscón? En todo caso espero que los reyes hayan sido generosos y hayáis tenido un día mágico.

Roscón de anís


¿Hay mejor manera de empezar un sábado?

A este roscón le tenía ya ganas, pero nunca encontraba el momento. Parecido a un brioche, delicioso como desayuno y de la tierra. La receta es de Bonsfocs.

Ingredientes: 
  • 200 g de harina blanca de fuerza
  • 50 g de masa madre
  • 25 g de azúcar
  • 4 g de levadura seca o 12 g de levadura fresca
  • 30 g de anís en grano
  • 90 g de agua
  • 40 g de mantequilla (la sacaremos de la nevera un poco antes)
  • 5 g de sal
  • 1 huevo para pintar
  • Azúcar en grano
Elaboración:
  • Ponemos el anís en remojo. Después lo colaremos y utilizaremos el agua para la receta.
  • Amasamos todos los ingredientes, excepto la mantequilla.
  • Cuando la masa tenga cuerpo, añadiremos la mantequilla blanda y seguimos amasando hasta que esté totalmente incorporada.
  • Dejaremos reposar la masa, cubierta con un film transparente, más o menos una hora.
  • Boleamos para dar tensión a la masa.
  • Hacemos un agujero en el centro de la masa y vamos dando forma al roscón. No os preocupéis si la forma no es exactamente como queríais, yo aún me sigo peleando con ella.
  • Colocamos el roscón sobre un papel de horno y lo pintamos con el huevo.
  • Dejamos reposar durante un hora/hora y media dependiendo de la temperatura de la cocina.
  • Precalentamos el horno a 230º/240º.
  • Volvemos a pintar con huevo y espolvoreamos el roscón con azúcar en grano.
  • Con una cuchilla hacemos 4/5 cortes.
  • Colocamos el tortell en una bandeja o piedar.
  • Horneamos durante 15-20 minutos. Si vemos que se dora muy rápidamente lo cubrimos con papel de plata para que no se queme.
Algunos me preguntáis de dónde saco las ganas para hacer estas cosas, pues os lo diré. Las ganas me vienen de imágenes como estas.

No puedo imaginarme mayor estimulo que la sonrisa de mis familia. Ya sé suena a ñoño pero que le vamos a hacer. Es la verdad.

Bona nit y feliz tortell.

Brioche

Esta semana ha sido un poco durilla en casa. Nos la pasamos de hospital. La peque de la casa. Nada grave al final. Pero son experiencias de esas que te hacen relativizar las cosas. 
Total que no estaba el horno para bollos. 
Por suerte el final de semana fue esplendido con el taller para fotografiar homemade de Alvaro Sanz al que asistí domingo. Me rencontré con mi cámara y la cámara conmigo, las ganas de aprender y un montón de ideas para el blog que espero ir plasmando poquito a poquito. Además conocí a unas chicas majísimas que son capaces de crear cosas preciosas. 
La cara y la cruz de la semana la rematé haciendo brioche-brioche. Que es cómo lo llamamos en casa para distinguirlo del pain brioché. Se diferencia básicamente porque es más viciosillo. Con un montón de huevo y mantequilla para variar. Y es una de esas recetas que tengo escondida en un cajón esperando siempre el momento. Y en esta ocasión lo abrí.

Roscón de Reyes



¿Qué pensabáis? ¿Que las fiestas se habían terminado? Pues no, aún nos queda fin de año y Reyes.

Como para fin de año no tengo nada especial que contar, he pensado pasarme directamente a Reyes que es mi fiesta preferida, la fiesta de los niños. Y es que aquí en Cataluña, Reyes es un día muy especial, ya que en Navidad sólo hacemos cagar el tió (somos un tanto escatológicos por si no lo habíais notado).
Este año pienso atreverme con el roscón de Reyes que ya hice en un taller de panes navideños de Bonsfocs hace unas semanas (hago un inciso para para animaros a mirar su receta de Panettone). A malas si no me sale, siempre puede ir corriendo a la primera pastelería. Aunque seguro que con un poco de paciencia saldrá bien.

Lo que tenéis que tener en cuenta es que la masa al llevar huevo, mantequilla y azúcar es más pegajosa. Pero ya os digo: paciencia y valor al toro.


Podéis doblar las cantidades, ya que los ingredientes estan pensados para un roscón no muy grande.


Ingredientes:

  • 180 g harina de fuerza
  • 70 g biga
  • 60 g leche/agua
  • 50 g azúcar
  • 5 g sal
  • 5 g levadura seca o 15 g levadura fresca
  • 1 huevo
  • 20 g de mantequilla
  • 15 g ron
  • Agua de azahar (1 cucharadita)
  • Frutas para decorar (cerezas, melón, naranja...)
  • Almendras en láminas para decorar
  • La piel de una naranja y un limón
  • Canela

Elaboración:

  • Lo primero es preparar la biga el día antes mezclando 46 g de harina, 12 g de leche, 12 g de agua y 1 g de levadora fresca. Dejamos fermentar de cuatro a seis horas o toda la noche en la nevera.
  • Al día siguiente, pasamos a preparar el roscón en sí.
  • Hervimos leche y agua, junto la piel de limón, de naranja y la canela. Y reservamos 60 g para la masa.
  • Cuando la leche esté a temperatura ambiente, la mezclamos con la harina, la biga que hemos preparado anteriormente, la levadura, la sal, el ron y el agua de azahar y hacemos un primer amasado.
  • Cuando la masa tenga cuerpo añadimos el azúcar y volvemos a amasar hasta que se haya incorporado totalmente.
  • Añadimos la mantequilla blanda y seguimos amasando hasta que ésta se haya incorporado completamente a la masa.
  • Dejamos fermentar hasta que doble el volumen (1 hora). Tras esta primera fermentación, boleamos la masa dandóle tensión y hacemos un agujero en el centro.
  • Iremos estirando, girando la masa entre nuestras manos hasta tener la forma de un roscón.
  • Es el momento de colocar la sorpresa, envuelta en papel de plata.
  • Colocamos el roscón sobre un papel de horno y pintamos con huevo. Lo dejaremos fermentar unos 45 minutos.
  • Volvemos a pintar con huevo y decoramos con la fruta y las almendras. Tened en cuenta que cuando se hornee va a hincharse por lo que os recomiendo poner la fruta más arriba o al ir subiendo en el horno quedará abajo.
  • Horneamos unos 15 minutos a 200º/220º

¿A quién le tocará el haba? ¡Felices Reyes!

Croissants maison au beurre

Bueno, bueno, quien la sigue la consigue.

Fracaso total el pasado viernes. Confundí el azúcar por la sal y creé sin quererlo una nueva versión de croissant: el croissant salé. Claro que antes de darme cuenta de mi error magistral, o fuente de inspiración según se mire, escribí a Jane a Francia preguntándome cuál era el problema. Un problema con nombre propio: el mío. Por suerte Jane Benoit, quién nos dió el curso en Bonsfocs, es un encanto.

La moraleja: no hagas croissants un viernes por la tarde tras una larga jornada laboral.

Pero el domingo me dije que eso no podía ser y que tenía que conseguirlo. Y a pesar del cansancio del sábado, así fue. Resultado, 7 croissants auténticos franceses y 6 pains au chocolat. No sabría con cuál quedarme la verdad. A cuál más rico.

Esta es la receta:

500 g de harina (T55, la del super sirve)

85 g azúcar

10 g sal

20 levadura fresca

270 agua

Pasos:

Se mezclan todos los ingredientes y se amasan a mano hasta conseguir una masa homogénea y firme. La dejamos fermentar durante una hora.

Con 250 g de mantequilla a temperatura ambiente formamos un cuadrado. Primero lo aporreamos con la ayuda de un mortero (momento sublime para quitarte el stress) y luego la envolvemos con un film de plástico. La acabamos de aplanar y dar la forma con el rodillo.

Extendemos la masa con el rodillo dándole una forma cuadrada y colocamos la mantequilla en el centro en forma de diamante.



Lo cerramos en forma de sobre.



Extendemos de nuevo la masa con la mantequilla dentro, esta vez dando una forma más rectangular y alargada. La idea es que ésta se mezcle de forma homogénea con la masa.

Haremos dos pliegues sencillos y envolvemos la masa en film de plástico en la nevera durante 3o minutos. Volvemos a doblarla. Este proceso lo repetiremos 3 ó 4 veces para conseguir que la masa esté formada por varias hojas.

Extendemos la masa una última vez con el rodillo y la dividimos en dos de forma horizontal. Así podemos aprovechar una parte para los croissants y otra para los pains au chocolat o pains aux raisins. O si lo preferís todo para croissants.

Cortamos la masa en forma de triángulos para los croissants o de rectángulos para el pain au chocolat.



Formamos los croissants y los pintamos con huevo batido.

Lo dejamos levar una hora más y volvemos a pintar con huevo.




Finalmente lo horneamos a 200 grados unos 15 minutos.

Los croissants se pueden rellenar con chocolate o con una crema de almendras o crema. Aunque sólos están más que ricos.

Bon appétit!