Quiche de tomate y queso de cabra

De pequeña soñaba en campos de cerezo. Aún ahora si cierra los ojos puede sentir las colas de las cerezas filtrarse entre los dedos de sus manos.

Los campos sobre los que sus pies caminaban descalzos se convirtieron con el tiempo en las baldosas de una terraza donde se imaginaba vistiendo la larga mesa iluminada por guirnaldas de color y las manos aún oliendo a tomates recién cortados.

Ahora la terraza cada vez se le antoja más lejana y cuando abre el balcón solo ve el feo edificio que le robó la luz a hurtadillas con un capazo bajo el brazo.

Las flores que cubren el suelo agrietado y gris, le permiten soñar por momentos. Como la vieja doncella que no fue capaz de encontrar un novio y se recrea con su viejo y polvoriento ajuar. Ha puesto cojines en el suelo y en la barandilla las guirnaldas intentan quitar protagonismo al lúgubre cartel de se alquila.

Si cierra los ojos aún puede notar las colas de las cerezas y el olor de tomate recién cortado entre sus manos.

¿Y si compramos una mesa para el balcón? Anuncia con los ojos alegres de la niña de antaño. Pero la realidad se le impone. ¿Y si la hacemos nosotros? Que bien se estaría tomando una copa. Casi puede sentir la brisa veraniega en sus brazos. Para qué seguir engañándose. Son sus miedos aflorando a flor de piel.

Quiche de tomate deshidratado con queso de cabra
Para la masa brisa: 250 g de harina floja, 125 g de mantequilla fría, 5 g de sal, 80 g de agua
Para el relleno: 200 g de rulo de cabra, 7/8 tomates pera, tomillo y aceite de oliva
Para la salsa: 125 g de nata, 125 g de leche, 2 huevos, sal, pimienta y nuez moscada

Empezamos deshidratando los tomates al horno. Para ello primero les hacemos una cruz en el culo, los escaldamos un minuto en agua hirviendo y luego los volcamos en un bol con agua fría, mejor con cubitos de hielo. Les sacamos la piel y los cortamos en gajos quitando las semillas. Los disponemos encima de una bandeja con un silpan, añadimos sal, romero y aceite y los dejamos en el horno entre una hora, hora y media a 80º. Si nuestro horno no tiene tiro para sacar el vapor, como el mío, dejamos un poco entreabierto el horno.

Para hacer la masa brisa es mejor con amasadora. Ok, sí se puede comprar hecha, pero es que no es lo mismo. Amasamos la harina con la mantequilla y la sal con ayuda de la pala y subiendo poco a poco la velocidad. Tiene que quedar como si fuera parmesano. Luego cambiamos la pala por el gancho y vamos añadiendo en tres veces el agua. No la trabajamos mucho y siempre a velocidad baja porque no nos interesa que se cree mucho gluten. Una vez la tenemos la filmamos y la guardamos en la nevera una horita más o menos. Esta masa se puede congelar pero en esto caso es mejor extenderla. Sin embargo no se puede dejar de un día para el otro en la nevera porque se oxida. Se puede añadir 50 g de yema restando un poquito de agua (unos 20 g) y también se puede sustituir 25 g de harina por 25 g de almidón o fécula para que no suban tanto las paredes.

Una vez tenemos la masa, la extendemos con unos 2 mm de grosor y forramos el molde bien de manera que no queden espacios vacíos entre la base del molde y la base de las paredes. Es importante hacerlo sin prisa. Las paredes tienen que sobresalir un poco por arriba pero cuidado que no cubran los bordes o una vez cocida no la podréis sacar. Yo he utilizado un aro de 20 cm, en este caso he puesto la masa por encima del aro. También se puede hacer con aros pequeños de 10 cm y 2 de alto para hacer quiches individuales, quedan geniales.

Si la tarta es grande es mejor dejarla un par de horas fuera y luego precocerla a 100º durante 30 minutos sin poner nada dentro. Mientras esté caliente le podréis volver a dar forma si se levanta la base o se bajan las paredes. Para tartas pequeñas no hace falta hacer esto.

Para hacer la salsa es tan simple como batir todos los ingredientes juntos. Luego cubrimos la base con el queso a trocitos, cubrimos con el tomate y vertemos la salsa dejamos hornear a 180º durante unos 20/25 minutos para las individuales y unos 40 minutos si es grande. Más rica imposible.


6 comentarios

  1. ¡Hola pichona!
    Soy super-super-super-super fan de las quichés y las tartas saladas....me llevo la tuya...además los tomates me vuelven loca, me los tomo de la cabeza de un tiñoso si hace falta.
    BESOS GUAPA
    Marialuisa

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    1. Debe ser el destino que ha querido que seas tu quién inaugure de nuevo los comentarios :-) Pues esta te va a encantar seguro y no lo digo por decir. Piensa que a mi no me gustan los tomates y con esta he repetido ya varias veces. Un beso enorme guapisima!

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  2. Buenos días Pichona! sí, que me ha gustado mucho :-) yo también soy fan y a partir de ahora haré bastantes. Son tan prácticas ahora con el bueno tiempo! son fáciles de dejar hechas para una cena sin trajines o un almuerzo fuera de casa... con el buen tiempo hay que aprovechar... aquí en Austria no son muy buenos los quesos de cabra pero fijo que encuentro con qué tunear este pastel que se me antoja riquísimo...

    Un beso!

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    1. Hola bonita! Yo las encuentro super prácticas e ideales para acompañar con ensaladas y compartir. Además se pueden hacer de todo y son faciles. Si no tienes un buen queso de cabra prueba de sustituirlo con otro con caracter. Ya me contarás. Un beso enorme!

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    1. Muchas gracias Mónica. La verdad es que las quiches son simplemente deliciosas. Un abrazo

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