Pastel parisino o lo que esconde un pastel


El miércoles fue el cumple de un amigo francés de origen español. Y su mujer, y amiga desde párvulos, me pidió que le hiciera el pastel.

Mireia, es una luchadora. Hace dos años abrió su propio local de estética, la Orquidea Blanca, en plena crisis y prácticamente sola. Y ahí está, aguantando. Realmente estoy rodeada de grandes mujeres.

El caso es que me apetecía hacerle el pastel. Y como siempre, no las tenía todas conmigo. Definitivamente la autoconfianza no fue el punto que más me reafirmaron mis padres. 

Mireia quería que hubiera una torre Eiffel. Y como me temí fui incapaz de hacer que se aguantara encima del pastel por mucho que lo intenté. Me temo que me faltan unos cuantos años de ingeniería. Al final me limité a ponerla sobre la tarta. 

Tampoco veía claro el relleno: nata y fresas. Por dos motivos. Uno evidente, la conservación, y el segundo porque la nata se deshace y no tiene consistencia por lo que las capas del pastel patinan (literalmente). Lo que os aseguro es un infierno. Por suerte la mermelada de fresas que utilice para cubrirlo ayudó algo a modo de pegamento. 

Además tenía que decorarlo en un tiempo récord mientras estaba pendiente del reloj para ir a buscar a mi hijo a chino a más media hora en metro de casa. Cosas de ser madre trabajadora. 

La lámina impresa en damasco de Wilton  que compré resultó un poco desastre. No había suficiente para todo el contorno del pastel y decidí hacer tiras. Al mojarla desteñía un poco. No mucho, por suerte.

Un stress os lo aseguro. Cualquier día salgo en un libro de Maitena.

El resultado final no pude fotografiarlo más que en la caja, lista para entregar. Fue a lo único a qué alcancé tras llegar a casa. Pero creo que os dará una  fútil idea. Quedó sencilla pero elegante.



El bizcocho es una receta de Sucre Brûlé que Lidia nos enseñó en el taller de decoración avanzada y está muy bueno y suave. Ideal para desayunar o como base para unos cupcakes. 

Se trata de una versión del bizcocho de yogur pero con más consistencia para que aguante la decoración del fondant. 

Ingredientes:
  • 4 huevos grandes a temperatura ambiente
  • 420 g de harina tamizada
  • 20 g de levadura en polvo
  • Una pizca de sal
  • 227 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
  • 320 g de azúcar
  • 2 cucharitas de extracto de vainilla
  • 125 ml de leche a temperatura ambiente
  • 1 yogur natural
  • Mantequilla y harina para el molde
  • 1 molde de 20 cm por 10 de alto de PME (si no tenéis no pasa nada, utilizad lo que tengáis solo que a lo mejor os sobra masa)
  • Papel de hornear
Elaboración:
  • Precalentamos el horno a 180º
  • Untamos el molde con la mantequilla y la harina y forramos el molde por la base y los laterales con papel de hornear
  • Separamos las claras de las yemas
  • En un bol, mezclamos la harina tamizada, la levadura y la sal
  • A parte batimos la mantequilla hasta que quede suave y añadimos 3/4 partes del azúcar (240 g). Batimos hasta que quede una textura esponjosa
  • Añadimos los huevos y seguimos batiendo
  • Añadimos la vainilla y, a baja velocidad, añadimos en tres veces la harina, combinándola con la leche y el yogur
  • En otro recipiente montamos las claras de huevo. Cuando tenga cierta consistencia añadimos el azúcar que nos resta (80 g) y seguimos batiendo hasta que forme unos picos fuertes y grandes
  • Mezclamos las claras con la mezcla anterior de mantequilla y harina con movimientos suaves para que no bajen las claras
  • Ya podemos verter la masa al molde y hornear más o menos una hora
  • Dejamos reposar 10 minutos dentro del molde y dejamos enfriar
Solo nos falta rellenarlo como queramos. En este caso fresas con nata y mermelada de fresas. Deliciosa por lo que me dijeron.

Os dejo que tengo unos caracoles al horno. Mañana os los muestro.

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