Maternidad: Historias para no dormir...

Bueno, ya estoy yo otra vez de vueltas con mi viaje. Quizá debería  dejar de hablar de ello y dedicarme a cocinar más para vosotros. Además hoy vengo otra vez revolucionada. Espero que no os importe. Tengo que soltar vapor, como las teteras.

La "culpa" la tienen dos amigas, Carol que me pasó el post de Cecilia Jan en "Mamas & de Papas" y de Paula, de Tres Pompones con su última entrada titulada el "sacrificio no mola".

El primero habla del desafió, nunca mejor dicho, de una madre americana que se propuso no gritar en un año a sus cuatro hijos! Bueno, a mi más que desafío me parece heroísmo puro, estoicismo o intento de suicidio programado.

El segundo, habla de la frustración que nos genera como mujeres ser conscientes del ritmo que nos obligamos, o nos obliga la sociedad, por ser perfectas. Perfectas trabajadoras, madres, compañeras y buscar espacios además para nosotras. A mi, personalmente, lo que más me frustra es la constatación de estar haciendo la imb...y no ponerle un remedio drástico, por qué negarlo. 

¿Qué por qué hablo de ello hoy? Bueno, en parte porque no paro de daros imágenes platónicas de mi viaje y he pensado que estaría bien quitarle algo de azúcar y ser honestos con vosotros.

Cada una de las imágenes que he hecho podrían ir acompañadas de un collage con imágenes de N. la pequeña, alias la bestia, haciendo una de sus rabietas en una de sus múltiples variables y técnicas.

Técnica A, resistencia pasiva: 

Pararse en medio de la calle con los brazos cruzados, pararse y sentarse en medio de la calle, pararse y dejar caer su sombrero, dejar caer su propio cuerpo colgando mientras la cogemos y dejarse arrastrar. Y  la que más nos gusta de todas propulsar sus mocos hacia fuera. Creedme, cada día llegan más lejos.


Técnica B, resistencia activa:

Echarse a correr a toda ostia, huir (es una escapista nata), mearse de forma ostentosa delante tuyo para que no quede duda que lo hace adrede, dar pataletas en el suelo (o peor sobre tu cuerpo si intentas cogerla), gritar como la niña del exorcista (a este último efecto a veces le incluye voces graves y guturales.  Una señora en un super de aquí exclamó que la niña le daba miedo), escupir lo que tiene en la boca (esto podría ir también junto a los mocos)...

¿Sigo?

Total que podría hacer un bonito álbum o incluso una aplicación para Android señalando los puntos donde N, alias la bestia, la armó parda.

A este hecho se le añade el irritable punto de que estas escenificaciones de diva suele representarlas solo con nosotros o en núcleos de confianza. En público, a la que se le acerca alguien suele parar y mostrar su mejor sonrisa, con esos ojos azules y el pelo rubio acararonando su carita, en una clara manifestación del dominio que tiene de su imagen y reputación. 

Y ahí es donde tengo de aguantar que en la guarde digan que es el "bebe perfecto" y que eso sólo lo hace con nosotros. Dejando entrever que no sabemos bastante. Como si ser padre o madre viniera con un manual de técnicas de pediatría, psicología y animación incorporado. Y a que decir que cada niño o niña lleva el suyo propio, porque con mi primera adquisición fue bien distinto, aunque he acabado también por graduarme en  Altas Capacidades.

A nuestro favor, decir que seguimos intentando hablarle con calma poniéndonos a su  altura, ignorarla hasta que se le pase la rabia, abrazarla, desviarle la atención y todas esas maravillosas técnicas que acaban con nuestra paciencia pero no la suya y que me hacen parecer poco más que una loca. Vaya que para conseguir no gritarle en un año tendría que meditar tanto que acabaría levitando.

Total, que ahora cada vez que veáis una foto mía, imaginaros la mano de N. intentando tocar el pastel, a N. practicando una huelga en el rincón que no asoma en la imagen, a N. gritando tras abrir la ventana y respirar por segundos la paz del silencio.

¿Y vosotros cómo lidiáis con las vacaciones y los niños?

Os dejo con Sarlat, en la Dordoña, y Martel, un pequeño pueblo de Lot. Mañana será otro día.





4 comentarios

  1. Unas fotos preciosas. Enhorabuena por el blog.

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    1. Mil gracias por vuestro comentario a pesar de que no hablaba de colchones :-) Hubiera podido añadir las largas noches y el dolor de espalda por no dormir bien. Un abrazo

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  2. Jajajaja, yo no tengo hijos, pero se de muchos más casos como el tuyo, mocos a propulsión incluidos... Me ha encantado el post!!

    Besos

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    1. Sí, es un genio de la creatividad del mal. ¿Qué tal las vacaciones? Un beso

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