Con la manta liada y musicoterapia

Lucia apareció en nuestras vidas en una etapa muy bonita. 

Nora apenas tenía tres meses y ya era un bebé con las ideas muy claras. 

Lo de el pecho a demanda con ella no era una opción, era una imposición. Recuerdo no pocas veces cuando iba a buscar al mayor tener que pararme en cualquier parte para calmarla a golpe de teta. 



La maternidad es muy bonita pero aparte de sus bondades también deberían informarte de lo que implica: ojeras, cansancio, manchas en la ropa, barrigas postparto, muchas noches sin dormir y muchas dosis de paciencia.

Y lo más importante deberían informarte de que es normal estar desbordada y que no debes sentirte mal por ello. No eres mi mejor ni peor, eres simplemente humano.

Por suerte todo esto yo ya lo sabía, no era primeriza, aunque me quedaba muy lejos mi experiencia. O sea que lo primero que hice con apenas dos semanas fue meterme en un grupo de postparto.

El grupo la verdad, era un poco mucho deprimente. La comadrona a poco de jubilarse se sentaba allí y nos dejaba hablar, los niños en la colchoneta o colgados en la teta. Era básicamente un grupo de terapia rollo alcohólicos anónimos que no encajaba mucho con mis necesidades. 

Un día unas cuantas nos dijimos de ir a comer fuera. Y eso fue el principio de muchos principios que se han convertido en una preciosa amistad. Nunca más volvimos a las clases.

Quedábamos cada día desde las 10 hasta bien entrada la tarde. Cinco cochecitos invadiendo la acera, montando en el metro y cantando, dando el pecho en un banco, colapsando tiendas de ropa y terrazas. Hasta una vez casi me olvido de ir a buscar el mayor.



No hay mejor grupo de apoyo que el formado por varias mujeres que pasan o han pasado por lo mismo y no compiten por qué bebé es el mejor, que no juzgan y que no tienen problemas en decir en voz alta que están hartas de oler a leche y "por favor" cogemelo un rato que no puedo más. 

Enseguida buscamos opciones. Nos apuntamos a una clase de masajes infantiles, piscina y a estimulación musical.

Allí conocimos a Lucia, una chica argentina, que años después nos confesaría que esa fue su primera clase y que estaba paralizada de miedo.

Lucia nos acompañaría en esta etapa de nuestras vidas de forma interrumpida pero constante. 



Con ella los peques simplemente conectan. Una guitarra, el suelo o una manta en el césped y a cantar los grandes clásicos y algunos no tan clásicos. ¿Qué más necesitas? Allí los niños son simplemente niños con ganas de jugar, descubrir los instrumentos, cantar y bailar al lado de sus madres y algún que otro padre (¡sí, los hay!).

Ella dejó su trabajo de administrativa para dedicarse a la musicoterapia en la que sería, según dice, la mejor decisión de su vida.

Durante el año la podéis encontrar en varios centros y en verano los parques de Barcelona son su escenario favorito.

Ahora a prontito de adentrarse ella también en esta gran experiencia de ser mamá nos deja la agenda de actividades de su grupo Musicoterapia BCN. ¿Os juntáis a la troupe?

7 comentarios

  1. Que hermosa experiencia! Como me hubiera gustado tener mínimo 6 chicos para poder vivir todo el tiempo cosas como las que contas.

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  3. 6?!! Hombre, tampoco esto ;-) Pero sí que recomiendo no quedarse en casa intentando cuidar del bebé y a la vez recogiendo todo. Te vuelves loca intentando llegar a todo. Es un tiempo único y hay que pasarlo con ellos, hacer un parón. Buscar actividades para estar con ellos y si tienes la suerte de encontrar un grupo de mujeres que te ayude mucho mejor. Pero no de las que critican, de las que ayudan. Un beso

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  4. Esto se llama sobrevivir y terapia colectiva..lo demás ¡mentiras sociales!, jajaja..¡qué verdades sueltas niña!, qué bonito tu post.....qué verdad es que las amigas de tu madre te dicen que todo ideal y luego te cargarías a la mitad....qué bonito es dar pecho....sisi para el niño porque cuando nos ponemos, suena el teléfono....o el otro se pone a llorar....o tienes que hacer alguna cosa, y si encima sales y te sube la leche a chorros....se te hacen unos cercos en la ropa que nunca mas te la quieres poner.
    Un besazo reina.....
    Marialuisa

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    1. Uy sí, se me olvidaron los chorros de leche, ja,ja! Y eso de salir para la oficina y ver justo esa enorme mancha y tener que volverte a cambiar o salir con la mancha e intentar disimular todo el día ;-) Las terapias funcionan. Creo que muchas llegamos a dar más el pecho justo porque nos teníamos las unas a las otras. Yo le he dado 2 años y medio con la tontería! lo dejé solo hace una semana y hubiera podido seguir. Eso sí, reconozco que tenía miedo a la reacción de Nora ;-)

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  5. A mi que me pillas en pleno resfriado, con marido resfriado y niño con vómitos y fiebre desde hace 2 días... la nevera vacía, la casa hecha un desastre, la lavadora por poner, el sujetador de lactancia permanentemente desabrochado, necesitando YA pasar por la peluquería, tras 7 meses de nor dormir más de 3 horas seguidas... me gusta la musicoterapia. Investigaré el tema, gracias por la sugerencia!

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    1. :-) Anda que no he vivido yo esa sensación! Llega un punto que ni te lo abrochas! al principio venga a limpiarlo y luego ya nada, desistes. Y la pelu, sólo te digo que las dos únicas veces que he conseguido pasar a la media melena han sido durante mis dos bajas de maternidad. Ánimo guapa que hay luz al final del túnel! Un beso

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